La siguiente historia va como dedicatoria a una gatita que me hizo muy feliz. Ella murió hace meses y, para mi mala suerte, no conservo fotografías suyas, pero guardo su recuerdo en mi corazón. Es la historia de la gatita Run Run, fanática de la lechuga y las verduras. Siempre pensamos que era una mezcla de gato con conejo, porque adoraba las zanahorias. Sin lugar a dudas, una gatita muy particular, aunque debo confesar que a mi gato también le gustan las zanahorias.
Mi vecina, que también es mi madrina, adoptó a una pequeña gatita que lloraba todas las noches en su ventana. Aunque, nunca quiso entrarla y dejársela para ella, porque era alérgica a los pelos de gatos. Sin embargo, siempre le dejaba leche y un trozo de pan. Así pasó el tiempo, hasta que un día mi madrina llegó de la feria con un tremendo carro cargado de ricas verduras. Run Run se inclinó hacia el carro, se escabulló y sacó una hoja completa de lechuga. Mi madrina quedó extrañada. ¿Un gato que come lechugas? ¿Un gato vegetariano?
Dese ese día, la leche y el trozo de pan iban acompañados de hojas verdes de lechuga. Pasaban 5 minutos y Run Run ya se las devoraba. Mi madrina al ver esta conducta extraña en un gato, hizo un experimento: le puso atún en un extremo del patio y lechuga en el otro. Quería ver con qué plato se quedaba. Adivinen qué, Run Run prefirió la lechuga y despreció el jugoso pedazo de atún. Esa fue la prueba de amor, porque al día siguiente, mi madrina decidió entrarla a su casa y ser definitivamente su dueña.
Los días domingos eran los preferidos de Run Run, porque mi madrina iba a la feria y le traía el banquete semanal. Y pobre que se demorara en sacar la lechuga del carro, porque Run Run se agazapaba y saltaba sobre su presa. Las cosas iban muy bien, Run Run era muy saludable, pero un mal día, dejó de esperar a mi madrina los domingos y se echó a dormir toda la tarde. Definitivamente, algo le pasaba. Y así fue.
Una infección urinaria mal detectada por el veterinario, le arrebató la vida. Cuando mi madrina la llevó al centro veterinario, le dijeron que sólo estaba resfriada. Lamentablemente, sólo duró una semana y partió. Desde ese día, mi madrina nunca volvió a comprar lechugas. De hecho, las odia, dice que no lo come en honor a Run Run.
¿Qué te parece la historia de Run Run?
Imagen CC Alberto Mataloni