Los perros Siberianos fueron llevados a Alaska en 1905, durante la fiebre del oro en Estados Unidos, donde servían para tirar trineos y en la realización de carreras de este mismo medio de transporte.
Los Siberianos son resistentes al frío y capaces de modificar su pelaje para adaptarse a diferentes climas, dependiendo del lugar donde viva. Esta es una raza mediana; los machos miden entre 50 y 60 centímetros, mientras que las hembras llegan sólo hasta los 56 cm. Estos caninos viven de 10 a 14 años y pueden lograr una buena relación con los niños.
Además de ser inteligentes y fáciles de adiestrar, son robustos y se conocen por aullar en vez de ladrar, esto se debe a su similitud con los lobos. Los siberianos no están capacitados para cuidar y proteger, ya que rara vez ladran o muerden; son animales muy amistosos, tanto así, que disfrutan estando en jauría.
Entre los cuidados que requieren, el cepillado es primordial, ya que su pelaje es la principal protección ante las bajas temperaturas. Como es un perro resistente al frío, no se recomienda darle baños de agua fría a menos que haga calor, porque de todas formas está propenso al resfriarse, ya que pertenece a una raza que se adapta bastante bien al calor.
Estos perros gozan de buena salud, pero a una edad avanzada, pueden tener problemas a vista como glaucomas o cataratas, además de diferentes alergias e, incluso, podrían tener algunos tipos de cáncer.
Para tratar de evitar estas complicaciones, los Siberianos deben tener una buena alimentación con altos niveles de proteína y grasas, siempre y cuando esté acorde a su actividad física, porque es muy fácil que se convierta en un perro obeso.
¿Has tenido alguna vez a un peludo de éstos en casa?
Imagen CC Thiago Ogoshi