Definitivamente, estas notas sobre las historias de mascotas son mis preferidas. Sobre todo porque conozco a tantos animalitos que han alegrado mi vida, en diferentes periodos. La de hoy es la historia de la 'Negrita', una de las perritas más mañosas que he conocido, pero me impacta la manera tierna y cariñosa en la que ha mantenido su relación con la 'Chola', su hija.
Su historia en la villa nació hace cinco añoa. Llegó junto a su hija. En realidad, todos los vecinos pensamos que es su hija, porque se parecen mucho y jamás se despegaban. Sí, tanto ella como su hija eran parte importante de la "Pandilla de los Chalecos". Era casi una líder. Yo creo que por lo grande y gordita. Pero donde ella andaba, inmediatamente era posible ver toda la pandilla detrás.
Junto a los vecinos que la alimentábamos, nos dimos cuenta de que le encantaba el arroz. Podías ponerle un trozo jugoso de carne, pero ella escogía el arroz sin bacilar. Era muy mañosa para comer, pues tampoco le gustaba la comida de casa, así es que uno de sus alimentos preferidos eran las galletas para perros. La culpa de su gordura es de nosotros parece, porque bastaba que un vecino saliera a la calle para que la Negra moviera la cola pidiendo comida. ¿Cómo negarse a esa carita y esa colita de un lado hacia el otro?
Debo hacer una pausa para contar la anécdota de cuando se perdió. Pasamos un susto de aquellos. Un buen día vimos cómo la "Pandilla de los Chalecos" se movía por la calle, como todos los días. El problema es que faltaba la 'Negra'. Junto a varios amigos decidimos buscarla. Sabíamos que su lugar favorito era debajo del paradero de las micros. Pero no estaba ahí. Luego fuimos a la ferretería, lugar predilecto para dormir, y tampoco estaba. Casi llegamos a perder la fe cuando un vecino llega gritando: "La encontré, acá está. Vengan".
La anterior afirmación nos llenó de esperanza. Íbamos armados de comida y agua, por si tenía hambre y sed. Corrimos hacia una plaza muy apartada, donde siempre deambulaba. Y ahí estaba. Claro, una pequeña niña de cinco años le hacía gracias y la 'Negra', fascinada, le movía la cola rápidamente. Era obvio que la perrita quería estar ahí, ya que la niña le regalaba, cada cierto tiempo, una galleta, ¡de esas que tanto le gustaban! Tuvimos que esperar a que la niña se aburriera y nos llevamos a la 'Negra' de vuelta. "¡Eres una fresca!", le decíamos. Ella sólo nos miraba y corría al encuentro de la 'Chola', como si no se hubiesen visto hace años.
La historia de esta perrita tuvo un final muy feliz. Un buen día, una señora se acercó a la junta de vecinos a contarnos que estaba interesada en adoptar a la 'Negra'. Nosotros nos pusimos muy felices, pero le advertimos que ella no estaba sola, porque la 'Chola' era su hija. La señora las miró y dijo: "Tengo una tremenda parcela, ¿me puedo llevar a las dos?" Fue una frase que nos llenó de alegría. Claro que le pedimos que nos enviara fotos de su nueva vida. Y así fue. Las perras fueron felices y, hasta el día de hoy, sólo sabemos de buenas noticias sobre ellas. Aunque ya está bastante viejita, al menos sabemos que no lo pasa mal.
Es hermoso saber que los perros que fueron abandonados por alguien, alguna vez, ahora pueden vivir una mejor vida. La que se merecen.
¿Qué te pareció esta esperanzadora historia?