Tengo dos perros adentro de la casa, dos en el patio, dos en la calle y uno que vive en otra casa.Toda mi vida gira en torno a ellos y mis amigos me dicen que estoy un poco loca, pero estoy segura de que tú me vas a entender. Soy demasiado amante de estos amigos de cuatro patas. Por eso, te contaré 10 cosas que solo tú - que compartes la vida con uno de ellos - podrás entender.
1. Fiesta de bienvenida cada vez que llegas a casa: No hay visitas, no hay cotillón, pero la Luna y el Sakin cada vez que llego, se tiran encima como una fiesta de amor. Me llenan de besos, me piden que los tome en brazos; puedo salir cinco minutos, pero para ellos parece que me desaparecí una eternidad, que rico es llegar mil veces y que tu recibimiento sea así.
2. Que tu ropa tenga pelos no es molesto: Ni antihigiénico ni habla mal de ti. Pasan a ser un complemento de tus pantalones negros. Tus amigos sufren cuando van a tu casa y te piden después la cinta adhesiva o una escobilla, ya que el sillón es la segunda mejor cama de tus peludos; está lleno de pelos. Mi Luna bota mucho pelo, aunque se cepille, por donde pasa deja su huella y, bueno, ropa sin pelos de Luna ¡no es mi ropa!
3. Saludas a todos los perros que te topes: La gente me mira y se debe reír, pero tú percibes cuando esa cola se mueve de un lado a otro cuando le dices "Hola", porque no puedes dejarlo pasar como si no fuese alguien más; es un perro y sabes que no te va a mirar feo por saludarlo.
4. Compartir la cama: ¿O que te quiten la cama? Mi Luna es la propietaria indiscutida de mi habitación y de toda mi cama, porque duerme a su largo sin dejar que nadie se meta en ella. Tengo que pedirle permiso para acostarme y si la muevo, se enoja y se cambia a los pies. Imaginen cómo es cuando alguien se va a quedar a la casa, sin comentarios.
5. Todo lo que ves piensas que es para ellos: Que la ropa para el perro, que el juguete, que el cuadro que tiene un perro, hasta el calendario que te dan en el negocio, ¡todo tiene un perro o es para él!
6. Le saca fotos porque todas sus poses son lo mejor del mundo: Podrá estar durmiendo, comiéndose tu zapato, haciendo popó, todo para ti es interesante y lo captas. A veces se lo envías a tus amigos y ellos no lo entienden, pero tú sigues emocionada por lo que tu perro hizo.
7. Hablas de ellos como si fueran personas: Sakin y Luna podrían ser mi mejor pareja de amigos, pero son mi perro y mi perra, que me acompañan a diario. Son los protagonistas de mi vida, el tema principal de mis conversaciones, es que si ustedes los conocieran, son dos personas chiquititas que te ladran para pedirte las cosas, para alertarte, que esperan afuera donde no pueden entrar cuando vas a comprar.
8. El sonido de la correa es una fiesta puertas afuera: Cada vez que voy a pasear con mis perros se vuelven locos, pero no sólo ellos, desde el patio Diego y Coqui ladran y, en la calle La Negra y el Tigre observan quien va a salir. Conclusión: Paseo con seis perros a la vez, pero salimos todos eufóricos, entusiasmados y cuando regresamos, todos esperan la próxima vez para salir.
9. Los lengüetazos son besos de agradecimiento: No te pueden dar asco, casi todo los perros lo hacen, los míos son un poco invasivos y lo hacen hasta para despertar en las mañanas o cuando quieren algo. Manipulación o no, mi doctor ha dicho que mi sistema inmunológico esta mejor.
10. Lo son todo: Diez cosas que entendemos nosotros los papás de perros, los que hemos recogido, sufrido, llorado por ellos. Lo que no importa el horario en que ladre y quiera ir al patio, te levantas y le abres la puerta, no importa que sean tu ropa favorita, el ya la hizo su manta de dormir. Son estos compañeros, que con sus miradas y caricias, nos entienden sin hablar, es cosa de que nos vean y sepan cómo estamos.
Los perros, mis perros, son los mejores psicólogos. Los mejores compañeros para salir a comer, los más divertidos para correr en el parque, los secos para jugar a pelota, los más felices en el asiento de atrás del auto. Son estos detalles que nos hacen día a día quererlos más y ojalá que vivieran infinito, para que nunca nos dejen de acompañar.