Tengo la costumbre de rescatar gatos, debido a que desde pequeña me he criado con ellos y no puedo concebir que personas tiren a gatitos, como si fueran basura, a la suerte de la calle. Es por esto que cada vez que veo a algún pequeño huérfano sin nadie que los cuide, lo acojo y trato de darlo en adopción.
Mi primer rescate fue el de "Mush", una gatita con mucha personalidad que logr+o salir adelante. Ahora contaré el último que he hecho, el de la pequeña "Titi". A principio de año estaba caminando por mi cerro y oí maullidos cerca de la quebrada. Para mi sorpresa eran tres gatitos, todos plomos y muy enfermos, sin pensarlo me los llevé a la casa, porque no tenían ninguna posibilidad en la intemperie y con la enfermedad que tenían.
Cuando llegué a casa, les di de comer con una pequeña jeringa, porque no querían ingerir nada, también les di de beber. Al otro día los llevé a la veterinaria, ella me dijo que tenían aproximadamente un mes y medio, y que tenían rinotraqueitis.
La rinotraqueitis se caracteriza por afectar el aparato respiratorio, el gato lo exterioriza con estornudos, mucha mucosidad, inflamación y conjuntivitis. Se contagia mediante el contacto directo con otro gato infectado o con objetos que éste haya tocado anteriormente.
Esta enfermedad, puede prevenirse al vacunar a tu mascota con la triple felina, la cual lucha contra la rinotraqueitis, calicivirus y la panleucopenia. Lamentablemente, los gatitos ya tenían la enfermedad y simplemente había que luchar contra ella con diversos remedios y cuidados, como limpiar sus ojos y narices continuamente para que pudieran comer.
Tuve mucha ayuda de mi familia al cuidar a los gatitos, y siempre me aseguraba que tomaran sus remedios, tuvieran un buen lugar para dormir y comieran a través de las jeringas, ya que aún no tenían apetito debido a toda la mucosidad que poseían. Lamentablemente, el esfuerzo no fue suficiente y en un lapso de tres días murieron los hemanos de "Titi".
Fue muy triste, porque se había hecho un gran esfuerzo para que sobrevivieran y simplemente no fue suficiente. Tenía mucha rabia con las personas que los habían abandonado a su suerte y coartado la vida de estos bebés sin ningún remordimiento.
Se podía notar que la pequeña "Titi" estaba deprimida y más enferma que antes, lo cual me preocupaba bastante, pero poco a poco comenzó a repuntar gracias al esfuerzo de mi familia y los cuidados veterinarios. Su recuperación fue en el lapso de una semana y de a poco se puso más cariñosa y menos tímida con las personas y lograba acostarse en la cama sin miedo.
Ahora la pequeña "Titi" está cerca del año de edad y más saludable que nunca, de una gatita enferma y flaquita pasó a estar gorda y regalona. Aunque aún mantiene su actitud tímida y asustadiza, ha logrado tener más confianza en las personas y ha hecho nuevos lazos familiares con mi otros gatos, especialmente con "Sol", quien la limpia y siempre duermen juntos.