Era el perro de mi vecina, pero ella no lo quería y a la calle salía todos los días. Lleno de garrapatas, con dos meses, estaba sucio y de mal olor, lo único que hacía era destruir todo.
Hasta que en esos arranques a la calle, el mismo auto de ella lo atropelló. Lo llevó al veterinario, donde le recetaron antiinflamatorio y reposo absoluto, pero ¿cómo dejas quieto a un cachorro? Lloraba todo el día y no aguanté más; llamé a mi pareja de ese entonces, estudiante de veterinaria, ya que algo había que hacer. El 22 de octubre del 2013, partimos con él. Nunca más volvió a la otra casa.
Radiografía de su cuerpo: huesos fracturados, pronóstico complicado. Operarlo era riesgoso y la recuperación se veía más complicada, ya que él tenía 3 meses y medio, lo único que quería era correr, jugar y morder.
Armándonos de valor, asumimos el desafío. Lo llamamos "Plutón", por sus ojos. Uno azul como la tierra y otro café como Marte, y como Plutón dejó de ser un planeta y a él lo habían dejado, terminó por transformarse en nuestro universo, nuestro hijo de cuatro patas.
Vivió una semana en mi cama, no se paraba para ir al baño, por lo que sabíamos que cuando lloraba había que levantarlo y llevarlo. No movía sus patas traseras, pero sí lograba apoyarse. No debía caminar, pero al ya estar en pie, él quería conocer. Toda la familia atenta al nuevo nieto, que tenía la manía de morderme la mano o dormirse en mi pecho.
No conformes con los diagnósticos de los veterinarios, partimos a otro, con Plutón en micro, en los brazos, envuelto en una frazada. Algo había que hacer. Una hora desde Renca hasta Las Condes y este chiquillo, durmiendo sin entender qué pasaba.
El diagnóstico fue más alentador. Era operable, porque si lo dejábamos así, iba a sufrir una artrosis que lo iba a invalidar a muy temprana edad. Si bien iba a quedar levemente cojo, era mejor intervenir.
Nosotras estudiantes universitarias, amante de los animales -yo tengo cuatro perros mas- ¿cómo íbamos a financiar esa intervención y en qué momento lo íbamos a cuidar si debíamos ir a clases? La buena voluntad del veterinario, contribuyó a que la operación nos quedara accesible, ahora debíamos seguir la terapia de recuperación.
Plutón, operado, seguía siendo un bulto que había que ayudar para ir al baño. Aún no paraba la pata, ladraba sentado y observaba todo con atención. Logramos conseguirnos una caja transportadora y ese fue su hogar, cada vez que mi polola iba a clases. Él se acostaba a los pies de su banco y a veces se dormía, aprendió de animales más que ningún perro, luego de todo el tiempo que tuvo que acompañarla. Quizás por eso salió tan sociable con todos.
Siguió su recuperación con ejercicios. Había que moverle la pierna mala para que no se atrofiara, ya que por temor, él no la apoyaba. Y lo logró luego de casi seis meses. Aprendió a avisar para ir al baño y a sentarse. Fue en esta recuperación, cuando otro golpe nos afectó. Plutón produjo una hemorragia una noche de enero, que hizo llevarlo casi inconsciente a urgencias. ¿Qué le paso a nuestro cachorro si estaba tan bien? El diagnostico: Erliquia, una enfermedad causada por una bacteria que se transmite por la picadura de una garrapata, produce anemia y afecta el sistema inmunitario de los perros. Tres días internado, casi sin ánimo. El mundo se me vino abajo, tantas energías puestas en él y ahora pasaba esto.
Otra vez tomando remedios y cuidándolo, no debía agitarse, ni golpearse, pero él quería ir detrás de todas las pelotas y jugar. Recupero su ánimo, volvió a mover su cola. Debe controlarse sus plaquetas y en caso de que deba operarse de algo, es riesgoso.
Hoy tiene un año y dos meses, es un perro feliz. Vive con mi ex, pero jamás hemos perdido el contacto, sigue siendo nuestro hijo. Ha ido a la playa, al cerro, a los ríos. Le tiene miedo al mar, pero es fanático de andar en auto y que el viento le llegue en la cara.
Le encanta correr y ensuciarse, sobre todo con barro,disfruta que le hagan cariño y revolcarse. Creció, no sabemos su raza, pero es el perro más hermoso y más lleno de amor, creo que gracias a eso se recuperó.