Cada vez se hacen públicos más casos de maltrato animal o abandono, pero el caso de "Daniela" es diferente, a ella nadie intentó hacerle daño.
Lo que ocurrió, fue que un día se extravió de su hogar, era invierno, hacía mucho frío y también llovía. Nosotros como familia estábamos muy preocupados buscándola, recorrimos todas las calles aledañas llamándola y nada, no aparecía, ni siquiera un pequeño rastro que nos permitiera saber qué había sido de ella.
Ya habían pasado varios días, las esperanzas estaban prácticamente perdidas y la pena nos embargaba totalmente. Hasta que una vecina llegó de viaje y se enteró de nuestra desgracia.
La señora fue a nuestra casa y nos contó que un día, mirando por su ventana desde un segundo piso, vio que dos perros extraños al sector perseguían a Daniela y que ella, media golpeada y herida se escondió en un auto antiguo que hay en mi casa, en mal estado y prácticamente abandonado.
El auto está a muy mal traer, nadie le toma atención y nunca se nos pasó por la cabeza buscar ahí, ya que la gatita no maullaba ni hacía ruidos.
Haciendo caso al alerta de la vecina, decidimos desarmar el vehículo y ahí pillamos a Daniela; casi inconsciente, débil y muy herida. Habían pasado varios días, ella sin comer y perdiendo mucha sangre, por lo que al intentar sacarla, nos dimos cuenta de que no sería tarea fácil; su estado físico era precario y debíamos hacer una tarea cuidadosa con ella.
Llamamos a un mecánico, para que nos ayudara a desarmar el motor en el que estaba enredada Daniela, mientras tanto le dimos un poco de agua, comida, la limpiamos (en la medida de lo posible) y llamamos también a un veterinario para que la examinara apenas fue sacada del motor.
Pasó alrededor de una hora y el mecánico, en conjunto con el veterinario, lo logró. Daniela era libre, pero estaba muy malita. Fue revisada y se descubrió que tenía algunos huesos rotos y que estaba en shock, luego de haber sido perseguida por los perros y por el dolor que sentía.
Fueron varios meses de tratamiento para que Daniela volviera a ser la gata de siempre, pero con perseverancia de familia, lo logramos. Hoy, la gatita es feliz y muy regalona.
La historia de Daniela es increíble para muchos y tú ¿Qué piensas? ¡Cuéntanos!
Imagen CC Masatsu