El gato balinés es un felino muy dócil y de apariencia más exótica. Especialmente llaman la atención sus orejas puntiagudas, que están en dirección hacia los lados más que hacia arriba y se le reconoce como un felino tranquilo, lo que le da un toque más aristocrático y elegante.
Para saber del pasado de este felino, tenemos que remontarnos a 1940 en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos. Cuando Helen Smith y Marion Dorsey fueron las responsables del nacimiento de los primeros gatos, quienes cruzaron a un ángora con un siamés, dando origen a esta nueva raza. Se les adjudicó el nombre, porque sus criadoras comparaban los finos movimientos del felino con las bailarinas de la Isla de Bali.
Estos gatitos suelen ser muy amables, leales, amorosos y es muy probable que quieran entregarle cariño a un solo miembro de la familia, en caso que haya más personas viviendo en la misma casa. En cuanto a su aspecto físico, posee buena musculatura, su cuerpo es largo y esbelto, sus patas son delgadas y a diferencia de otras razas, las traseras son más altas que las de adelante y su cola es muy larga.
Su pelaje puede ser de color Foca, Azul, Lila, Chocolate, Rojo, Crema, Tortilla y Tabbies, y resaltan sus ojos azules y ovalados. Se recomienda que lo cepillen una vez por semana para evitar nudos.
Respecto de su salud, esto mininos suelen padecer de estrabismo (alteración del nervio óptico) y en menor medida, también se han encontrado algunos casos de Nistagma (movimientos rápidos del ojo hacia delante y hacia atrás), pero muchos gatos que la padecen pueden hacer su vida normal, a menos que la patología afecte severamente.
Su alimentación debe ser balanceada, pero no tienen ninguna exigencia especial por alguna predisposición genética. Un punto importante y a favor de estos felinos, es que se llevan bien con los niños.
¿Qué te pareció? ¿Te gustaría escuchar todas las mañanas el dulce maullido de un gato balinés?
Imagen CC Starjely