Mi primer encuentro con esta enfermedad ocurrió cuando aún era una niña; cursaba sexto básico y nos habían encargado hacer una coreografía para la clase de Educación Física, así que una de mis compañeras puso la casa para poder ensayar tranquilas (esto ocurrió hace tanto tiempo que recuerdo que bailábamos algo de los Vengaboys).
Todo iba bien hasta que nos tomamos un respiro y yo me puse a jugar con "Cleopatra", la gata siamesa del hogar. En ese entonces nunca había tenido un felino, sólo perros, así que me llamaba mucho la atención y decidí hacer la prueba de "cae parada o no": la di vuelta de espaldas y la solté sobre un sillón.
Lo que no sabía, era que el giro haría que a la gata le diera un ataque y terminara rebotando sobre el sillón, y luego arrancara chocando contra todos los muebles. "¡Ella tiene epilepsia!", me gritó mi airada compañera, quien salió corriendo a atajarla y ayudarla, mientras yo no podía dejar de pensar asombrada, "¿eso puede pasarle a un gato?".
Han transcurrido varios años desde aquello y puedo contarles que esa gata sigue viva, superando todas las expectativas. Y hoy, gracias a la magia de Internet, sé que la epilepsia es una enfermedad tan extendida que no sólo la padecen los humanos, también los animales. Es más común que se dé en los perros, pero también hay mininos que la sufren, especialmente si son de raza pura (que fue el caso de Cleopatra). En los canes hay razas más predispuestas a tenerlos, como los poodles, golden retrievers y labradores.
La epilepsia puede ser heredada o producirse por algún trastorno, tales como infecciones o un mal golpe en la cabeza. Pero no te preocupes, porque tu animalito puede tener una muy buena esperanza de vida si recibe los cuidados necesarios y por eso es importante detectarla a tiempo.
Síntomas Son bastante parecidos a los que sufre un ser humano durante un ataque: convulsiones espontáneas o rigidez muscular, lo que dificultaría poder caminar, comunicarse o alimentarse. En general, hay respuesta motora involuntaria y una salivación excesiva. También puede perder el control sobre sus esfínteres.
Los signos previos que indican que pronto vendrá un ataque son inquietud, nerviosismo, temblores, salivación, descoordinación y enajenación. Estos pueden persistir sólo por unos segundos o por varios días, por lo que muchos propietarios no se percatan con claridad de ellos.
¿Cómo actuar frente a un ataque? - Conservar la calma y colocar al animal de manera que no se golpee o caiga de un lugar elevado.
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Tumbarlo encima de una superficie suave y mullida, para que no se haga daño durante las convulsiones
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No mover la lengua del animal ni tampoco forzar apoyar su cabeza contra el suelo, porque podría lesionarse
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Una vez finaliza el ataque epiléptico, hay que dejar a nuestra mascota tranquila recuperándose
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El veterinario debe ser el que decida el tratamiento conveniente
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El veterinario puede recetar un tratamiento en caso de que lo considere conveniente. Probablemente prescribirá relajantes musculares y anticonvulsivantes
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También se recomienda esterilizar sí o sí a nuestro perrito o gatito, ya que se ha detectado que los episodios se pueden iniciar por efecto hormonal
Te contamos que la epilepsia no mata a tu mascota (como sí puede ocurrir con un humano), por lo que no es necesaria la eutanasia. Si sigues el tratamiento indicado por el médico y le das los cuidados necesarios, probablemente vivirá tantas décadas como la gata de mi compañera de colegio.
Imagen CC Will Keightley