Los cachorros son una caja de sorpresas. La mayoría de las veces nos hacen reír con cada nuevo juego o descubrimiento. Eso, hasta que nos damos cuenta que la gracia consiste en romper nuestros zapatos favoritos, destripar el cojín o repartir papel higiénico por toda la casa.
Es normal que los cachorros muerdan todo pero debemos estar atentos, ya que un cachorro mal enseñado se puede transformar en un perro destructor. La causa más normal es la aparición de los dientes: morderán todo para aliviar las molestias. Después del primer año no deberían seguir con tendencia al mordisqueo.
Los cachorros que no paran de destrozar todo lo que encuentran, generalmente tienen estrés o sufren de ansiedad por no hacer la cantidad de ejercicio que necesitan o por pasar demasiado tiempo solos. Jamás romperán cosas por maldad; todo lo que hacen es para llamar la atención de sus amos que, en cierta medida, son culpables de este tipo de conductas.
Para solucionarlo no debes gritar o golpearlo, ya que él no entenderá absolutamente nada. Los perros relacionan los hechos en el momento en que ocurren. Después de ocurrido, no le puedes explicar que tu reacción corresponde a algo que el hizo hace dos o más horas. Si lo encuentras con las patas en la masa, debes corregir la conducta en el mismo momento, con un fuerte y enérgico "¡No!". Esa es la primera pauta de enseñanza para un buen comportamiento futuro, que junto a los siguientes tips, harán de tu cachorro un perro más calmado
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Si tienes que salir a trabajar o estarás ausente por varias horas, dale un buen paseo antes de irte. Ojalá lo suficientemente largo, como para que bote toda la energía acumulada. Durante la mañana están más activos y si no la bota corriendo, lo hará destrozando cosas.
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Cuando esté solo tiene que tener al menos tres juguetes al alcance, para que no busque cosas tuyas para morder.
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Juega con él, tírale la pelota o un frisby muchas veces hasta que se canse.
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Márcale límites y deja que domine lo que le pertenece: juguetes, su cama, su rincón. Que no ande por las camas o tus espacios libremente.
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Premiar lo que el perro hace bien, con comida o con cariño. Exaltar sus conductas positivas para que sepa que tiene tu aprobación y las repita.
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Usar repelentes naturales. Los perros detestan ciertos olores como el del vinagre, el amoniaco, el alcohol desinfectante y olores cítricos como limones y naranjas. Si untas con esto muebles o lo que quieres que no muerda, le desagradará y dejará de hacerlo.
Puedes optar por repelentes artificiales que dejan un cierto sabor amargo en las cosas como Traper o Holly vet, productos veterinarios en spray que sirven para alejar a los perros.
Un cachorro querrá explorar con su hocico, mordisqueará todo para conocer el mundo que lo rodea. Por eso recuerda educarlo bien desde pequeño y premiar su buen comportamiento, ya que para él su prioridad siempre será agradarte, que le hagas cariño y le des atención.