En el caso de los humanos, bien sabemos que la actividad sexual no solamente se practica para conseguir la procreación. Es más, muchas veces el objetivo no es otro que buscar el placer obtenido en el coito. A pesar de esto, la mayoría de los estudios postula que las conductas sexuales están basadas en explicaciones evolutivas, más que en experiencias emocionales.
Sin embargo, la experiencia del hombre corriente no concuerda con la respuesta científica, o al menos esta última parece incompleta, ya que desestima aspectos fundamentales a la hora de una relación sexual, particularmente el placer.
Pero ¿sentirán los animales el mismo deseo que los humanos, sin necesariamente buscar un apareamiento para la reproducción? Estudios, desarrollados entre los últimos 10 a 15 años, se han dedicado a investigar esta teoría, confirmando que -en términos generales- ellos sí reconocerían el placer en algunas situaciones.
Por ejemplo, los psicólogos Jeffrey Burgdorf y Jaak Panskepp, descubrieron en 2001 que las ratas de laboratorio disfrutaban cuando les hacían cosquillas y emitían un sonido muy similar a la risa, aunque éste no logra ser captado por el oído humano. Pero eso no es todo, ellas también buscaban activamente aquella sensación.
¿Será esto comparable con el placer carnal? Para averiguarlo, se han hecho investigaciones en casos de actividades sexuales en animales que no pueden reproducirse, por ejemplo; relaciones entre animales del mismo género o bien entre heterosexuales, pero fuera del periodo de celo.
Así descubrieron, que los Bonobos (también llamados "monos hippies") suelen mantener relaciones sexuales entre el mismo sexo, o bien, entre individuos maduros y subadultos o juveniles, lo que de alguna manera demuestra que no siempre está la intención de procrear, al practicar esta actividad.
Los primatólogos Joseph Manson, Susan Perry y Amy Parish, estudiaron este comportamiento en los Bonobos y en los monos Carablanca. En ambas especies, las hembras buscaban a los machos por razones que no estaban relacionadas con su fertilidad, es decir, mantenían relaciones cuando ya estaban embarazadas o en periodos de lactancia, justo después de dar a luz.
Otra situación que llamó la atención de los expertos, es que las relaciones entre individuos maduros e inmaduros, estaban casi a la par con las de los animales adultos, tanto en los Bonobos, como en los monos Carablanca.
Entonces, de acuerdo a esto, podemos decir que si los animales practican más sexo de lo necesario para la reproducción, significa que quizá también podrían sentir la motivación impulsada nada más que por el simple placer.
Y de ser así ¿sentirán orgasmos? Los investigadores italianos Alfonso Troisi y Monica Carosi, estudiaron a los macacos japoneses durante 238 horas y en ese lapso, lograron presenciar 240 apareamientos entre machos y hembras.
El resultado de este ejercicio no deja de sorprender, ya que en un tercio de la muestra descubrieron lo que denominaron "respuestas orgásmicas femeninas"; esto es que "la hembra gira la cabeza para mirar a su pareja, estira la mano hacia atrás y agarra al macho", comportamiento muy similar al de las mujeres, en el acto.
Si bien es imposible que sepamos de primera fuente, si realmente los animales sienten placer a la hora del apareamiento, de acuerdo a estas conductas podemos inferir -además de lo ya demostrado- que los animales sí podrían sentir el placer, ya que junto con lo ya descrito, en algunas ocasiones los macacos tienen cambios fisiológicos que también son experimentados por los seres humanos, como el aumento en la frecuencia cardíaca y los espasmos vaginales, en caso de las hembras.
¿Qué te parecen estas investigaciones? ¿Crees que los animales, al igual que nosotros, reconocen el placer en su actividad sexual?
Fuente: BBC
Imagen CC Juanedc