Una parte importante de relacionarnos con nuestras mascotas, es la de entregarles cariño ¿Y qué mejor que a través de caricias? Para ellos, son una forma de aliviar el estrés que pueden estar sintiendo. Por ejemplo, si sufren algún dolor, ayuda a que se tranquilicen. Además, podemos tener conocimiento del cuerpo de nuestra mascota y así poder reconocer a tiempo, cualquier anomalía que pudiese presentarse.
Por otro lado, acariciarlos también nos entrega beneficios a nosotros mismos. Estudios han señalado que ayuda a disminuir la presión arterial, así como a bajar los niveles de depresión y sedentarismo.
En este sentido, debemos recalcar que tanto perros y gatos tienen formas distintas de comunicarse que nosotros, por lo cual es importante entender que el lenguaje corporal de ellos, nos dirá mucho sobre si las caricias que estamos entregando están siendo acogidas de forma positiva o si por el contrario, puede que haga sentir amenazado o incómodo al animalito.
En el caso de los perros, y específicamente cuando se trata de un perro desconocido, es importantísimo preguntar en primer lugar al dueño. Puede que el perrito tenga ciertos lugares que no le gusta que le toquen o tal vez es un tanto nervioso o desconfiado. También en el caso de los perritos sin dueño, puedes partir por darle a oler el dorso de tu mano, como presentándote. Una vez que veas que el animal no se comporta de forma agresiva o a la defensiva (gruñir, saltar, o esconder la cola entre las piernas) puedes proseguir y acariciar su lomo. Y ya cuando la confianza sea mayor, puedes acariciar su cabeza, e incluso la panza y orejas, si es que ya te considera su amigo.
Recuerda también que debes usar un tono cariñoso y tierno al hablarle. Puede que creas que no te entiende (lo cual ya hemos visto que no es tan así) pero lo cierto, es que el tono de voz que utilices también ayudará a que el perro sea más receptivo a confiar en ti y recibir tus caricias.
Ahora, en cuanto a los gatitos, debes tener aún más ojo, porque hay gatos que derechamente no se dejarán acariciar por alguien que no conocen e incluso, algunos difícilmente se dejan por sus dueños. Lo primero, y al igual que los perros, es darle a oler tu mano, para que te conozca. En el caso de los mininos, si le agradaste o quiere que lo acaricies, lo hará el mismo frotándose contra tu mano. Esto significa que te dejará acariciarlo más.
Para comenzar, parte por acariciar su cabeza y atrás de las orejas, siempre usando las yemas de los dedos, jamás las uñas, ya que esto puede molestarle y rasguñarte. Si ya te dejó cruzar este límite, ahora puedes acariciar todo su lomo, desde el cuello hasta la cola.
Eso sí, a diferencia de los canes, jamás debes acariciar la panza de un gato. Les molesta mucho y posiblemente, te lleves una mordida y un par de arañazos. Aun cuando el gatito se ponga de guatita ¡no lo hagas!
Imagen CC Yukari*