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En febrero del 2010 falleció mi gran amigo y compañero de infancia "Rumpy". Pero pese a la tristeza que esto generó en mi familia, estuvimos y estamos muy contentos de haberlo disfrutado por tantos años, ya que el nos dejó estando muy viejito y no por causas externas al proceso de la vida en sí. Este fiel y especial canino, llegó a nuestra familia de una forma muy particular, puesto que mi papá, trabajaba como Ingeniero Eléctrico en la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y es aquí el lugar, en que el destino de ese perrito cambió por completo.
"Rumpy" fue apodado así por un amigo de mi papá, que notó de inmediato la similitud del color del pelaje del perro, con el peculiar cabello teñido del conocido locutor de la Radio Corazón, que todos los días hacía reír a los chilenos, con las locas historias de infidelidad y desamor, que la misma gente contaba vía telefónica.
Lamentablemente para este perrito, durante sus primeros meses de vida fue sometido a distintos procedimientos experimentales, con fármacos que probablemente serían puestos a la venta en farmacias, pero para las personas, aunque jamás se evidenciaron secuelas. Un día de junio del año 1998, mi papá terminaba su jornada laboral y un guardia de la facultad le dice: "Don Luis, ¿Quiere este perrito? Le he preguntado a muchas personas y nadie puede quedárselo, lo llevo a ser sacrificado y me da pena viendo lo bonito que es". Mi papá siempre nos dijo que ese perro tenía una mirada especial, como de persona y eso fue lo que lo convenció de llevarlo a casa, ya que en ese momento, lo miró con una cara muy especial como pidiendo ayuda.
Este perro, pese a que fue un quiltro, tenía un notorio parentesco con el conocido perrito de una antigua serie llamada "Lassie". Al parecer, era mezcla de Collie con Dóberman y cuando llegó a nuestra casa, tenía poco más de un año.
Le llevó poco tiempo adaptarse en la casa. Era muy juguetón y más de una risa logró sacar a nuestra familia, como cuando dio un pequeño paseo al gato por el patio habiéndolo agarrado del pescuezo, lo más entretenido es que el gato no hacía nada por impedirlo, e incluso parecía disfrutarlo.
Como todo perro odiaba que un minino extraño merodeara por el techo de la casa y el gato del vecino, siempre se colocaba en el techo más bajo de la casa como provocando al perro, hasta que un día Rumpy tomó vuelo con mucha fuerza y logró llegar al techo, quedando colgado como a dos metros de altura por más de medio minuto, al darnos cuenta lo ayudamos a bajar, pero las carcajadas fueron inevitables.
Aún lo recordamos con mucho cariño. Siempre fue muy amigable y protector, era muy buen guardián, nos salvó muchas veces de que entraran a robar y, por supuesto, el cartero y los basureros le tenían mucho respeto.
Pero la vida siempre tiene sorpresas; un par de meses después de su muerte, un primo nos regaló un perrito Basset Hound y todos en la familia coincidimos, en que tiene la misma mirada. No sé si creen en la reencarnación, pero a nosotros nos queda la duda.
Imagen CC juandoso