Si vives en un piso número 20, es muy probable que tu gato jamás haya conocido el mundo exterior. A pesar de todos los peligros que existen afuera (conductores locos, vecinos asesinos, gatos y perros flaites), a tu minino le hace bien salir: así puede disfrutar aire fresco, gastar energía, bajar unos kilitos persiguiendo mariposas y quizá pegarle un mordisco a una planta que no sea de plástico. Y la forma más de segura de lograr esto, es sacándolos a pasear con un arnés. En serio, puede pasarla igual de bien que un perrito, pero como sabemos que tu felino no es ni la mitad de dócil que un can, en Mascotadictos te enseñamos cómo lograrlo.
1) Enseñarles desde pequeños
Es igual que cuando los acostumbras al collar o a usar ropa: si lo intentas cuando está muy adulto, sólo obtendrás un manotazo feroz de regreso. Aprovecha cuando son pequeños y más abiertos al aprendizaje.
2) Conseguir el equipo ideal Necesitarás un arnés y correa. Mide el contorno del pecho de tu gato y así conseguirás un arnés a su medida. Además del típico modelo, existen unos “arneses-chalecos”, ideal para los felinos ya acostumbrados a la ropa.
3) Parte habituando a tu minino al arnés No comiences con todo el aparataje puesto al mismo tiempo. Primero pruébale el arnés solo y déjalo caminar por la casa usándolo; deja que lo lleve unos 10 minutos y luego se lo quitas, lo mimas y lo premias. Después de un par de días, no debería verlo como un instrumento extraño. Recuerda no dejarlo solo con el arnés puesto, podría engancharse en algún sitio.
4) Luego viene la correa Apenas pierda el miedo al arnés, prueba atarlo a la correa: que intente caminar solo primero y luego paséalo tú por el departamento. No te extrañes si el gato se tira al suelo como un saco de papas y se niega a caminar: es común. Aprovecha de trapear la cerámica de tu cocina mientras él aprende.
5) No descuides su salud No olvides desparasitar y tener con las vacunas al día a tu gatito, para evitar enfermedades o contagios de bichitos. Y no está de más recordar que es importante que esté esterilizado.
6) Ascensores y escaleras Antes de acostumbrarlo al patio, tendrás que lograr que se habitúe al ascensor de tu edificio o quizá las oscuras y frías escaleras. Ambas situaciones, pueden despertar algo de claustrofobia y miedo en tu minino. Yo dejaba a mi gata suelta un rato y que deambulara por las escaleras, conmigo siguiéndola de cerca. En lo personal, encuentro que es más fácil que se habitúen a eso antes que al ascensor (una vez mi gata se metió en uno por error y la pillé en el piso 9 petrificada de espanto).
7) El primer paseo Es aconsejable llevar un bolso en el que se pueda esconder en caso de ansiedad. Que el primer paseo sea de sólo unos minutos y en una zona protegida, como un patio interior. Así evitas que se encuentre con otros animales, personas desconocidas o autos ruidosos que lo asusten. Recuerda que los gatos son muy nerviosos. Una vez mi gata me arañó todo el pecho por treparse asustada encima de mí, escapando de una sirena de ambulancia.
8) Seguirle la corriente Deja que el gato vaya por donde quiera, siempre adelante tuyo y con la correa firme. No lo tironees (como solemos hacer con los perros), porque sólo lograrás que se enoje. Si tu minino insiste en ir a un lugar poco conveniente, quédate parado quieto, así él entenderá que no puede ir hacia allá.
9) Mantén la calma Hay gatos que cuando los sacan de su ambiente (como un departamento) se estresan y se ponen a maullar muchísimo y a pelechar. No te angusties ni asustes ante este comportamiento y mantén la calma. Anímalo hablándole con un tono suave o quizá dándole una golosina para el camino. Eventualmente se acostumbrará y dejará de armar tan escándalo. Le encantará estar afuera apenas descubra que allá no funcionan las apiradoras.
10) Ser felices Afuera, tu gato de departamento descubrirá muchos estímulos nuevos y extraños: aves, abejitas, personas, olores y sonidos. En cuanto se adapte a ellos, te garantizamos que ronroneará lleno de felicidad.
A pesar de que las primeras salidas pueden ser algo complicadas, eventualmente la perserverancia tiene sus frutos. Tu gato comenzará a disfrutar estas salidas y se comportará más relajado cuando estén de regreso en su hogar. Lo mejor de todo: después de caminar, ya habrá gastado toda esa energía que quería emplear rasgando tu sofá.
Imagen CC Juhan Sonin