El San Bernardo, es una de las razas de perros más conocidas por su temperamento tranquilo, gigantesco tamaño e imponente presencia. Elegido como protagonista de la clásica película infantil Beethoven, estos perros, han logrado reservarse un lugar de importancia en el corazón, principalmente, de los más pequeños del hogar.
Guardando las proporciones respecto a la fantasía, el San Bernardo es un perro muy afectuoso con los niños. Su temperamento es generalmente tranquilo, lo que no le quita ser un excelente guardián para el hogar.
El nombre de estos perros, se deriva de su lugar de orígen, el Monte de St. Bernard, en el paso entre Suiza e Italia. Fue en este lugar, donde en el siglo XI, un grupo de canónicos fundó un hospicio para viajeros y comenzó a criar perros de gran tamaño para labores de montaña tales como, vigilancia, rescate y compañía. Desde entonces, muchas crónicas hablan de los llamados "perros de la muerte blanca", aludiendo al empleo de estos antecesores de la raza, en el rescate de viajeros perdidos en la nieve.
Su fama se extiende por Europa, gracias a las crónicas militares realizadas por las tropas de Napoleón Bonaparte, donde describe cómo cruzaron las gélidas regiones montañosas acompañados por perros de esta raza.
Pese a estos antecedentes, fue solo en el año 1884, cuando se registra a León, el primer ejemplar de perro San Bernardo legalmente inscrito, por el criador Heinrich Schumacher. Tres años después, se reconoce a los San Bernardo como una raza de perros Suiza, estableciéndose el estándar obligatorio, cuyas características principales se mantienen hasta nuestros días, aunque ciertos rasgos -como el ancho de sus cabezas- se han exagerado debido a la selección para la cruza.
Existen dos variedades de perro San Bernardo, el de pelo corto y el de pelo largo. En ambos casos, el pelaje es denso para protegerlo del frío. La variedad de pelo largo, es la más extendida. Sus medidas mínimas a la cruz son de 65 cm, las hembras y 70 cm, los machos, con un peso que varía entre los 60 a 90 kilos.
Su cuerpo es fuerte y robusto, siendo su aspecto craneal especialmente característico por su amplitud, fortaleza mandibular, orejas caídas y ojos de aspecto singularmente triste y expresivo.
Nacen bastante pequeños en relación a sus progenitores, siendo su crecimiento muy rápido durante los primeros meses de vida. A los ocho meses, ya pueden alcanzar su tamaño definitivo.
Entre los problemas de salud habituales de estos gigantes, se encuentra la displasia de cadera, problemas cardíacos y, muy comúnmente, problemas oculares. Otro aspecto a considerar en esta raza, es que estos perros son de los que babean.
Como suele ocurrir con las razas grandes y gigantes, hay muchos factores a considerar cuando se piensa en tener uno de estos ejemplares, ya que se necesita de gran espacio para tenerlo en óptimas condiciones y el gasto en comida es importante, pues necesitan de una dieta adecuada y abundante para mantenerse sanos.
Es necesario pensar bien en todos los factores, antes de decidir tener uno de estos bellos animales pues, abundan anuncios donde se dan en adopción a estos perritos por problemas de espacio y muchos casos se conocen, de perros de razas gigantes en situación de abandono o en malas condiciones, problemas derivados del costo de su mantención.
Pese a las anteriores consideraciones, estos perros se hacen querer por su buen temperamento, su carácter protector, fiel, cercano a los niños y un sentido de la protección, que los lleva a ser excelentes guardianes para la familia.
Y qué mejor que un paseo a la Cordillera para compartir con estos perritos, nada más bello que verlos correr por zonas montañosas.
Imagen CC Alberto Carrasco Casado