"Cassie" la gata, llegó a mi vida cuando empecé a vivir por mi cuenta. Primero en un departamento compartido y después, las dos solas. Si yo comía, ella también comía y si yo me tendía a leer en la cama, ella me acompañaba durmiendo sobre mi pecho. A mí me gustaba tomar cerveza en el balcón, mirando los autos que corrían por la avenida y ella me acompañaba sentada al lado de la baranda. Éramos dedo y uña, hasta que lamentablemente, tuvimos que dejar atrás ese departamento…
Por razones económicas, tuve que volver a vivir con una tía y a ella no le gustan con gatos. Más encima, tenía un perrito pequeño y con problemas de socialización, así es que si la llevaba conmigo, era probable que terminaran agarrados del moño. La única opción que existía, era que ella viviera con mi abuelo, el cual había perdido a su gato regalón hacía un par de meses. Pero teníamos algunas diferencias: a él no le gustaban los animales adentro de la casa. Se había criado en el campo y desde su punto de vista, los gatos debían correr en libertad. Reconozco que tuve mis reparos: ya era fuerte tener que separarme de mi gata ¿y más encima tener que enseñarle a vivir en el exterior? Por suerte mi abuelo vive en un condominio, con una gran cantidad de áreas verdes y en un sector tranquilo de la ciudad, así que finalmente, acepté.
Llegué una noche con mi gata en brazos y envuelta en un chal de lana. La solté en el patio de mi abuelo y acomodé sus cosas (platos, juguetes y manta) en una pequeña bodega de madera. Le dejé la puerta semi abierta, para que ella pudiese entrar y salir a su antojo. Las primeras noches la acompañé, aunque eso significó que casi no dormí; obviamente al principio me reclamaba y hasta intentó meterse a la casa de mi abuelo por la ventana, pero a los dos días ya corría vuelta loca por el jardín y andaba persiguiendo mosquitos y rodando por el pasto. La experiencia es muy buena para ella y hasta la noto más relajada, que cuando vivía conmigo en un departamento.
¿Qué es preferible? ¿Exterior o interior? Alguna vez los gatos fueron animales salvajes que corrían en libertad, curioseaban por donde querían y cazaban su propia comida. Hasta hoy, muchas de esas conductas permanecen en su ADN. El problema es que hay nuevos peligros: automóviles a grandes velocidades, vecinos que simplemente no los quieren y los envenenan o gatos territoriales o muy enfermos que los puedan infectar.
A pesar de que hay posiciones más “fundamentalistas” respecto al tema, que dicen que un gato sólo debería vivir adentro de un hogar, yo difiero un poco. Creo que en ambas situaciones hay ventajas y desventajas (como todo en la vida). Sea cual sea la decisión que tomes, hay distintas medidas que puedes implementar para que tu amigo peludo sea feliz.
En gatos de interior: - Crea espacios para ellos y tenles muchos juguetes: Son comunes los cuadros de estrés, ansiedad y depresión en los gatos, si los dejas encerrados en un departamento todo el día sin nadie con quién socializar. Por eso, es importante tener un ambiente dinámico: instala plataformas en las que puedan trepar, tenle rascadores para sus uñas y deja a mano muchos juguetes con los que pueda interactuar.
- Juega con tu gato cada vez que puedas: para reponer el tiempo que estás afuera de la casa. Ellos te extrañan mucho, aunque no siempre lo demuestren.
- Sácalo a pasear con un arnés: le hará bien cambiar de aire y descubrir nuevos ambientes, de manera controlada. Hay que acostumbrarlos desde pequeños, de otra forma se tiran como saco de papas al suelo cada vez que le pones uno.
- Tenle una maceta con hierbas: los gatos y otros animales acostumbran a comer pasto cuando se sienten mal del estómago, así que es bueno dejarles a mano. Les servirá para botar esas molestas bolas de pelo. Por otro lado, la hierba gatera es muy útil para relajarlos. Les gustan las plantas aromáticas en general, así es que consulta cuáles no son venenosas para ellos y entretente cultivándolas.
- Ponle malla a los balcones: Para evitar feos accidentes. A pesar de que pueden caer de pie siempre, si tropiezan de un lugar muy alto, la ley de gravedad hará su trabajo.
- Ten cuidado con las cosas que dejas a mano: Las mallas de cebolla y bolsas son particularmente peligrosas, porque intentarán morderlas y se pueden atorar o atascar en ellas. Obviamente, limpiadores, insecticidas y cualquier otra forma de veneno, deben estar guardados en lugares seguros.
- Esterilízalo: He conocido gatos que se han lanzado de balcones por andar maullándole a su alma gemela, así es que aunque esté adentro de tu casa, será necesario hacerlo. Además, las gatas en celo son particularmente ruidosas: se va a estresar la gata y el edificio entero si no lo haces.
En gatos de exterior: - Mantén sus vacunas al día: Así, si se mete en peleas, tendrá menos posibilidades de contagiarse de distintas enfermedades.
- Esterilízalo: Sea macho o hembra. Así evitas que se meta en rencillas por conseguir pareja y que anden sus gatitos desparramados y abandonados por el mundo.
- Ponle un cascabel: Esto evitará que logre cazar algún pajarito silvestre, porque el sonido les advertirá su presencia.
- Acostúmbralo a usar su caja de arena en tu casa: De esta manera, no hará sus necesidades en casas vecinas y evitarás que lo terminen odiando y atacando.
- Provéelos de techo: para el invierno y las eventuales lluvias. Lo que nosotros hacemos, es dejar una bodega abierta o entrar a mi gata a la cocina.
- No dejes sus platos afuera de la casa: Otros gatos los invadirán y puede provocar peleas. Nosotros alimentamos a mi gata en la cocina y además, así ella recuerda cuál es su hogar.
- Habla con tus vecinos: Explícales que esa es tu mascota y que requiere respeto. Demuéstrales que si tu animal causa un problema, lo pueden hablar contigo, en vez de tomar medidas extremas.
- ¡Y no olvides su collar!: Y si puedes, implántale un chip de identificación.