Las relaciones entre humanos y otras especies, han cambiado a medida que avanza el tiempo. Con más información, conocimiento y en una sociedad cada día más abierta a tratarlos como miembros de la familia, es importante considerar a ambas partes para evitar trastornos conductuales y problemas de convivencia.
Es común ver en Internet, videos o imágenes de “perros culpables”o “arrepentidos” que luego de hacer “maldades”, son sorprendidos y encarados por su familia humana, mientras los interpelados desvían la mirada y muestran signos de sumisión, lo que despierta la ternura y risa de los cibernautas.
¿Sabías que la evidencia científica ha descartado que ellos sientan culpa o vergüenza y que sus expresiones, obedecen más bien a la reacción normal ante el enojo del otro? Este es sólo uno de varios ejemplos de la humanización o lo que algunos conocen como antropomorfismo, es decir, la atribución de características y cualidades de humanos a otros individuos que no lo son.
Es importante recordar el origen de la relación entre los hombres y lobos, que se remonta hace más de 15.000 años de “domesticación”, lo que culminó con la aparición de los perros. Posterior a ello, las razas aparecieron teniendo como principal objetivo la obtención de recursos como la caza (en el caso de los Terrier), el pastoreo (como los Border collie), entre otras actividades. En la actualidad, son considerados con mayor frecuencia como parte del grupo familiar, lo que puede tener repercusiones tanto positivas como negativas.
Camila Saavedra, médico veterinario y etóloga de ETOVET y ETODOG, ambas empresas destinadas a tratar problemas conductuales en perros y/o gatos, analiza la relación de personas con otros animales y los errores de “humanizar” e interpretar de manera errada la naturaleza y complejidad de otros seres, lo que puede traer nefastas consecuencias para todos los implicados.
En cuanto a la tenencia de estos animales en la actualidad, ¿cómo describes esta relación? En la ciudad importan más las características físicas, que la funcionalidad que pueda tener un perro. En ciertas partes de Chile, aún se usan por funcionalidad (como pastoreo en zonas rurales), pero la mayoría los escoge por apariencia física, a veces también por estatus. Aquí en la ciudad, se ha perdido la necesidad de buscar razas para su utilización. Ahora muchos son considerados parte de la familia, lo que también ha provocado que exista un mercado creciente de artículos para perros y gatos. Se asegura que ha aumentado la venta de artículos para canes y felinos como ropa, zapatos, entre otros e inclusive, hay gente que les tiñe el pelo y celebra sus cumpleaños. ¿Hasta qué punto pueden ser esas acciones inofensivas o nocivas? Muchas veces uno piensa “qué ridiculez”, al ver que les compran ciertos accesorios a perros o gatos. Por un lado puede ser positivo, en el sentido de que esa gente se está preocupando por su animal, o puede ser negativo. Veámoslo por el lado del bienestar, de que quiero que se sienta bien, que se vea lindo, cuando el animal no busca eso, sino que busca el contacto con la gente. Si va a aportar en eso, perfecto. El problema, es cuando dejan de tratarlo como un perro y no me refiero a tratarlo a ‘la patá y al combo’, sino que dando límites. Es importante darles cariño, que se sienta respetado en la casa, pero que él sepa cuáles son los límites en el hogar. Algo común es ver a gente que trata como guaguas a los perros… No es negativo hacerlos parte de la familia o tratarlos como hijos, el problema es cuando no les ponen límites ni consideran la psicología canina, como cuando les dan en el gusto absoluto o no los retan como corresponde. He visto casos de canes, que los tratan como guagua, pero al momento de retarlos, lo hacen de forma inadecuada: el golpe o el reto diferido, típico de cuando llegan a la casa y el perro destrozó todo y lo castigan. Ese regaño no sirve de nada, el can empieza a encontrar que el saludo es un momento conflictivo y ahí empiezan problemas, a veces de jerarquía. Al final, la convivencia se vuelve imposible y ahí es cuando recurren al etólogo, por consecuencia de una mala educación. El problema de “humanizar”, más que en un tema de apariencia, ¿iría más bien en un tema de educación, crianza y trato? Claro. Una vez vi a un perro paseando con anteojos, visera y con zapatos. No creo que haya estado muy cómodo, tú lo puedes habituar a algunos artículos, pero imagínate que otro de su especie lo ataque, porque no entendió qué eran esas cosas que están alterando su comunicación corporal.Yo no podría asegurar que todos los perros que les pintan las uñas están humanizados, de apariencia sí, pero no sabemos conductualmente. Por ejemplo, cuando estás comiendo y el perro te ladra y te mira –como dicen muchos- con “cara de pena”, eso es humanizar. Tú le estás dando esa connotación y significado, ¿es cara de pena o es cara de “quiero atención”? Entonces si tú atiendes a esa exigencia, dándole comida de tu plato, él entiende que de esa manera puede obtener un recurso importante que es alimento. Eso se ve harto y a la gente le molesta, pero no se dan cuenta de que ellos generaron ese refuerzo positivo. Yo me preocuparía más, por los animales que son mutilados por apariencia (como corte de orejas o cola) como sucede con razas específicas, porque altera la comunicación corporal y aunque a ese ser no lo estarían humanizando, hay una utilización negativa. Respecto a la humanización, me iría al lado de poner límites, a un tema conductual, más que de apariencia. ¿En qué problemas o trastornos podría derivar este trato humanizador o inadecuado? Principalmente, un problema de bienestar animal. Veo perros chicos que son llevados en brazos y no al nivel del suelo, porque les da miedo que se junte con otros perros, privándolos de la comunicación y socialización con otros. Bienestar animal no es solamente que tenga comida o cariño, sino que el recurso social es sumamente importante. Un can que no interactúe de cachorro es coartarlo, los perros son gregarios, necesitan interacción. En el paseo no sólo escuchan ruidos, ven a los mismos de su especie, estímulos y tienen la oportunidad de sentirse bien, de entretenerse y de hacer ejercicio. La falta de comunicación se da harto. Muchas personas no entienden la comunicación canina, porque piensan que son niños, no comprenden el significado de cierto movimiento de cola, expresiones faciales, etcétera. El perro te está comunicando cosas todo el rato, y si no sabes interpretarlo, puedes sobrepasar los límites y lo más probable, es que en algún momento se vea obligado a protegerse y defenderse, y puede que mande un tarascón, por ejemplo. En resumen, si se considera al animal acorde a lo que yo pienso como ser humano, y lo crío a mi parecer y no acorde a la psicología canina, al final educas un perro desequilibrado. Puedes generar problemas de dominancia, ansiedad, territorialidad, conflictos por protección de recursos, mala socialización o agresividad. ¿Qué consejos les das a quienes tengan perros o seres de otras especies en su familia para una buena educación y convivencia? Primero, si van a tener un perro o cualquier animal de otra especie, infórmate sobre tenencia responsable, sobre la especie y sus características biológicas y psicológicas. No es adecuado tener un perro encerrado en una casa y sólo preocuparte de darle comida y agua. Los animales no son máquinas que necesiten que les pongan combustible, son seres complejos. Hay que informarse sobre la mejor manera de educarlos, proporcionarles la oportunidad de tener buena socialización, conocer la mejor manera de reaccionar ante determinados comportamientos, etcétera. Si el perro rompe un diario, pregúntate primero por qué lo hizo. Obviamente porque sus necesidades no están cubiertas y va a buscar con qué entretenerse. Son animales con inteligencia, con capacidades que si no son potenciadas, de una u otra forma, van a canalizarlas. Si el can supiera que algo está mal, por un tema de sobrevivencia no lo volvería a hacer. Pero si llegaste a la casa y viste que dejó la escoba hace dos horas o hace 10 minutos, y tú lo corriges y le adjudicas sentimientos de culpa mientras el perro no entiende por qué lo estás corrigiendo, eso es humanizar. Además, es bueno tener rutinas claras, como el momento de comida, de paseo, entre otros, con lo que vas a evitar muchos problemas como la ansiedad. Un animal ansioso, agresivo o con otro problema, reaccionará de tal modo porque no posee los recursos que debiera tener, porque sus necesidades no están cubiertas y su bienestar es inadecuado. Por eso, hay que educarse uno mismo primero y después educar y criar a otros, siempre con compromiso y responsabilidad. De esta manera, el llamado es a considerar y respetar a los individuos no humanos de manera integral. No cabe duda que tenemos muchas similitudes con otros animales en términos de inteligencia o sentimientos, pero también las diferencias físicas y psicológicas deben ser tomadas en cuenta, para establecer una convivencia saludable que nos permita a todos, vivir de forma digna y equilibrada.