Esta historia tiene un significado importante para todos los que amamos lo animales y estamos dispuestos a ayudarlos cuando están en apuros. Es la historia del rescate de "El Rubio", perrito que ya estaba viejo y que por culpa de su enorme cabellera, se quedó atrapado cerca de un canal. El rubio llegó viejo a la Villa Nocedal 2 de San Bernardo, ya no tenía dientes en la parte de arriba del hocico. Demostraba su cariño de una manera particular, porque era bastante gruñón (era, porque hace escasos cinco días partió al cielo, donde seguramente está mucho mejor). Tenía tanto pelo, que su chasquilla le tapaba todos los ojitos, dificultando su mirar. Un día, mientras la Junta de Vecinos estaba en reunión, un pequeño niño llegó corriendo y a viva voz gritaba: "¡El rubio, el rubio está atrapado!". Como era la mascota de la villa, todos salieron corriendo detrás del niño para poder ver qué pasaba. Efectivamente, el Rubio estaba atrapado en una reja que daba al canal. Por culpa de sus pelos enredados, metió la cara en un pequeño espacio, sin lograr salir de ahí por las suyas.
Fue hermoso ver cómo los vecinos se unían para rescatar a la mascota preferida de todos. Sin embargo, "El Rubio" lloraba de dolor y nervios. La reja estaba rodeada de pequeños alambres que herían al perro cada vez que se movía. De pronto, un vecino con un alicate en la mano, se armó de valor y fue tras el rescate. Fue peligroso, porque la tierra que estaba cerca del canal, se veía húmeda y poco estable.
El momento más tenso ocurrió cuando el Rubio se puso nervioso y comenzó a mover su cabeza de un lado a otro. El vecino perdió estabilidad, pero aún así se mantuvo fuerte. Todos los espectadores se asustaron y corrieron a afirmar al vecino que estaba en problema. Había que conseguir que el rubio no se sacudiera más, así es que una amable vecina trajo un recipiente. Esa fue la única manera de poder tranquilizarlo y terminar el rescate. A pesar de lo anterior, el rescate canino se concretó de todas maneras, aunque duró cerca de 1 hora.
La valentía del noble vecino, salvó al rubio de una muerte segura. Pero, una vez rescatado, la mascota de todos corrió alegre y sin importar por lo que había pasado hace un rato. Se veía tan feliz corriendo con su pelo al viento, sólo le faltaba gritar "¡Soy libre!". La mejor parte llegó al otro día. Los vecinos hicieron una colecta y llevaron al rubio a la peluquería. Le sacaron todo el pelo que tenía apelmazado, para que nunca más se quedara atrapado.
Esta nota va dedicada en su memoria, a un perro que nos hizo feliz y que unió a toda una comunidad para salvar su vida. Ahora, ya no está junto a nosotros, pero nos deja el cariño y el amor incondicional por los animales.
Hay que darlo todo por ellos, que sólo saben entregar amor. Los rescates son los más emotivos, y cada vez más gente se suma a arriesgar su vida, por las mascotas que están en peligro. ¡Atrévete tú también!