La historia de rescate que les contaré es del año 2010, cuando me paseaba por el primer sector de la playa Reñaca, alrededor de las nueve de la noche. De repente se me cruza un perro escuálido, con las costillas marcadas y una herida en la pierna. Me conmovió mucho y traté de buscarle comida, crucé la calle y entré a un Burguer King para comprarle algo, pero estaban cerrando. Así es que llamé a mi mamá para que le trajera un poco del alimento de nuestra perrita. Cuando ella lo vio, me dijo "llevémoslo al veterinario", así que metimos al perro en el auto y partimos.
El médico nos dijo que había sido atropellado y que tenía una infección en la herida, por lo que teníamos que hacerle curaciones. No podíamos devolverlo a la calle, así es que lo llevamos a nuestro edificio y en el estacionamiento le acomodamos una camita momentánea.
Los días comenzaron a pasar, la herida a mejorar y el perro cada vez tenía más ánimo. Los vecinos se empezaron a encariñar con él. Entre todos le pusimos como nombre "Don Otto", le compramos una casita y así lo adoptamos como mascota.
Eso sí a "Don Otto" le gustaba salir a pasear durante el día y volvía en la noche. Iba a bañarse a la playa, a un colegio que había por ahí a jugar con los niños, a dar una caminata por Las Salinas. Un día hasta nos llamaron por teléfono, porque se había subido a una micro y había llegado hasta Valparaíso detrás de una perra, así que allá fuimos a buscarlo. "Don Otto" estaba gozando la vida, se veía cada día más lindo, su pelaje amarillo brillaba. Sin embargo, cuando estaba en el edificio se creía el dueño y a cada persona que iba y no conocía, comenzaba a ladrarle y hasta se le tiraba encima, sobre todo a los carteros.
Bueno, esa situación se estaba convirtiendo en un problema, por lo que el perro ya no podía estar ahí. Sin embargo no lo íbamos a botar a la calle, pero afortunadamente una de las vecinas tenía familiares en un campo de Illapel, así que lo llevaron para allá. La primera semana no estuvo muy contento, pero luego se adaptó y comenzó a pasarlo bien. Además había otro perro, así es que tenía un amigo para jugar y un espacio amplio para correr.
Lamentablemente, "Don Otto" era un perro enamoradizo y no faltó allá la perra que lo trastornó. Debe haber sido muy linda ella, porque le salió competencia al camino, lo que no tuvo un buen final ya que hubo enfrentamiento de por medio y "Don Otto" quedó malherido. Esta vez no pudo recuperarse.
Si bien el final de esta historia es triste, de todas formas es linda porque "Don Otto" vivió sus dos últimos años feliz, luego de estar toda su vida pasando carencias en la calle. Nosotros lo recordamos mucho, porque era un perro muy simpático que se ganó el cariño de todos en nuestro edificio, así que es una historia digna de rescatar y contar.
En la calle hay muchos perritos en malas condiciones, que a lo mejor no se ven muy lindos, pero con un poco de cariño y buenos cuidados como que florecen. Por eso, en vez de comprar ¡Mejor adopta uno! Así estaremos colaborando para terminar con este difícil círculo de perros vagos.