Los no humanos también sufren los embates de los desastres naturales. Por ello, organizaciones se han unido a la iniciativa, que pretende brindar los cuidados básicos a seres de diversas especies, que se encuentran en problemas tras el terremoto del 1 de abril.
El fuerte sismo 8.2 que inauguró este mes, ha movilizado a numerosas entidades y agrupaciones sociales para ayudar a los damnificados, pero también ha despertado la preocupación la situación de los animales en las zonas afectadas, que van desde perros y gatos, hasta especies silvestres como llamas o lobos marinos.
No sólo la escasez de alimentos y agua constituyen un riesgo. También se registran canes o felinos perdidos tras el sismo y la seguidilla de réplicas. Organizaciones nortinas y otras como ORCA Chile, se han coordinado a través de plataformas como Zona 0 y redes sociales, para auxiliar a las víctimas más indefensas.
El equipo metropolitano de ORCA, viajó a Iquique este martes 8 de abril, para llevar una tonelada de donaciones recolectadas en los centros de acopio que establecieron en Santiago, Antofagasta, La Serena y Viña del Mar. Francisco Henríquez, director ejecutivo de ORCA, cuenta a Mascotadictos, sobre el trabajo y desafío que les presenta el norte actual.
¿Cómo se gestó la campaña de donaciones para los animales del Norte del país? La campaña la teníamos pensada hace harto tiempo. La idea era hacer una red de organizaciones que, en caso de cualquier desastre natural, estuvieran todas listas para salir a trabajar en 48 horas. Ese era el plan, como una "ONEMI animal". Teníamos el nombre y armado el sitio Zona 0, pero faltaba empezar a mandar las cartas y hacer los contactos. Estábamos en esa etapa, y con la experiencia del 27/F a cuestas, estábamos desarrollando un protocolo, estableciendo los centros de acopio, entre otras cosas. El problema fue, que el terremoto ocurrió antes de que termináramos el proyecto. Tuvimos que lanzarlo sin tener todo listo. Cuéntanos ¿cómo es la situación de los animales en el Norte del país después del terremoto? Sabemos que hubo destrucción en Iquique y en Alto Hospicio en la parte habitacional, si bien el sismo no fue tan terrible como el del 27/F. El problema también es de abastecimiento. En Iquique y Alto Hospicio no hay dónde comprar, y si hay, está carísimo, entonces, la idea es mandar cosas y comenzar a distribuir a las localidades que están aisladas como Huara, Pica, Pozo Almonte y otras. Lo que más necesitan los perros, gatos y otras especies de la zona es, principalmente, alimento y agua. Hay sectores que ya no tienen agua para las personas, menos va a haber para los animales, ya que siempre los sitúan en el último escalafón. Por otro lado, existe el Parque Temático de Cavancha, construcción del alcalde Jorge Soria, donde no hay un control ni personas capacitadas para el cuidado de los animales silvestres y exóticos del recinto. El 28 de marzo entregamos una carta formal al alcalde, después de solicitar -en reiteradas ocasiones- reuniones para consultar sobre el plan de evacuación de estos animales en caso de tsunami, pero nunca nos quiso responder. Vino el terremoto, no se evacuó a los animales, quedaron a su suerte y le ofrecimos nosotros reubicarlos. El segundo día, después del terremoto, tampoco los quiso evacuar y después trasladaron a las llamas a la zona segura, pero por la presión social. Los lobos marinos están a su suerte, sabemos que les están dando alimento, porque sólo se ven los guardias y ellos dicen que los peces no tienen la piscina con filtro. Había hasta un ratón muerto ahí. Lo mismo con los yacarés. ¿Cuánto dura la campaña y cómo se trasladará la ayuda? La campaña, en primera opción, dura dos semanas a partir de esta, que es el tiempo que tenemos considerado para recolectar cosas. Se mandará un primer envío, luego un segundo, así hasta que logremos completar las cargas necesarias para controlar el problema que hay en el norte. La carga se trasladará vía ONEMI. Dependiendo de la necesidad y la urgencia, se está trasladando al grupo 10 de la FACH y se lleva a través de un puente aéreo hasta Iquique o Huara y desde ahí, se reparte en camiones o camionetas. Hemos recibido donaciones, pero para la necesidad que existe en la región, se ha hecho poco. Por eso seguimos llamando a la gente a que contribuya con lo que pueda. ¿Cómo se va a desplegar el trabajo con los voluntarios y donaciones disponibles en la zona? Vamos a intentar salir primero a zonas como Huara, Pozo Almonte, Pica y a todos los sectores más lejanos de la ciudad. Uno que nos preocupa es Punta Colorada, ahí hay un asentamiento muy chiquitito, donde tienen perros y está a tres horas de navegación. Contamos con voluntarios de tres organizaciones: ARCAM, la Sociedad Protectora de Animales de Iquique y ORCA. Tenemos un contingente de alrededor de 15 voluntarios y, dependiendo de la catástrofe que encontremos, se van a trasladar por lo menos 10 o 14 voluntarios más hasta Iquique. Tenemos un grupo de veterinarios de Iquique, que están dispuestos a trabajar con nosotros y, de ser necesario, vamos a conseguir personal de la Región Metropolitana. Ahora vamos a ver también, que los animales del Parque Temático de Cavancha reciban atención veterinaria y si hay caballos, vacas o quien sea que esté en problemas, los vamos a ayudar igual. ¿Ha avanzado Chile en términos de conciencia respecto a los animales en situaciones de catástrofe? ¿Existe mayor interés de las instituciones gubernamentales y de la ciudadanía en ayudar a los animales? La gente sí ha cambiado, la prueba de eso es que tenemos donaciones, gente que está dispuesta a poner dinero y a ocupar su tiempo en viajar a las zonas afectadas. El tema es que, a nivel gubernamental, después de 4 años no se aprendió nada. En el 27/F nosotros estuvimos solos y después, tuvieron que llamar de urgencia y pedir por favor que las organizaciones saliéramos a trabajar en terreno, para controlar el tema de los animales. Hoy, cuatro años después pese a todos los proyectos y promesas, volvimos a lo mismo. No sólo se trata de que el animal sufre: si no lo quieren tomar por ese lado, que lo tomen por la higiene ambiental. Ese también es un riesgo que no sólo afecta a estos seres, sino también a toda la sociedad. De esta manera, el activismo social se levanta, una vez más, en contextos adversos donde los más desvalidos, no gozan de la protección oficial de la legislación o institucionalidad estatal. El llamado a colaborar a través de las donaciones, voluntariados y difusión continúa urgente, hasta que el Norte de Chile y sus habitantes - sean o no humanos- vuelvan a estar firmes y en pie.