Será el cine, la fobia de mis hermanas, de mi polola, no lo sé, pero nunca me han gustado las arañas. Sin embargo, hay una que recuerdo con cierta cuota de cariño, “Samanta”. Una araña pollito, capturada y convertida en mascota por uno de mis mejores amigos, Sebastián.
Samanta, era todavía pequeña, según le dijeron compañeros más conocedores de este tipo de arácnido, pero ya era suficientemente grande, para inculcar feroz terror en la hermana del Seba. Ella, después de cientos de reclamos, tuvo que aceptar la compañía de “la pollito” en la casa. Así, bajo el odio de un miembro de su familia, creció esta araña.
Hay una serie de ventajas en tener de mascota a este tipo de arácnidos. Primero, basta un buen terrario. Con ello nos referimos a uno espacioso, que recree en lo posible su hábitat (mi amigo puso un pequeño tronco, por ejemplo, que era el preferido de “la Sami” a la hora de dormir) y que no esté expuesto bruscamente al sol, ya que por lo general, prefieren el ambiente oscuro, por ser nocturnos. El terrario requería muy poca limpieza, ya que son muy pulcras. Se trataba de retirar insectos que “la Sami” no quería comer (puede ser por la ignorancia de su dieta en un comienzo) y de cambiar el agua.
Además de no requerir mucho espacio ni gastos, las arañas tienen la ventaja de necesitar “poca atención”, en el sentido de compañía, mimos, caricias. Eso, las convierte en una de las mascotas más independientes.
Pero por el lado negativo, vuelve a aparecer la “poca atención”, ya que es recíproca con su compañero humano. Por ello, no la recomiendo de mascota, para aquellos que necesitan feedback de parte de su compañero, ya que difícilmente dormirán una siesta abrazados.
Los riesgos físicos se reducen a las picadas y la irritación que causan los pelos, que llegan a “arrojar” si se sienten amenazadas. Es primordial averiguar los peligros físicos que representa la tenencia de cada araña, ya que cada una tiene características específicas, por ejemplo, en cuanto a la potencia de su veneno.
Otra desventaja, es el desconocimiento de los cuidados específicos de arácnidos, por parte de la medicina veterinaria, por lo que no se encontrará el nivel de ayuda, que tienen los dueños de perros y gatos.
Pero la característica que le costó la vida a Samanta, fue el miedo que inducen en muchas personas, sin tener culpa alguna de ello. “La Sami”, fue víctima del terror de la hermanastra de mi amigo y fue eliminada sin remordimiento al primer escape de su habitación, sin ese peso que, de seguro hubiera sentido esta niña, de hacerle daño a un conejo o a un gato.
El caso de mi amigo, nos recuerda la importancia en la seguridad del terrario, ya que a diferencia de iguanas o roedores, la araña tiene una habilidad innata e incomparable para escabullirse por espacios, que son imposibles al resto de los seres vivos. Así que, mucho cuidado con "sellar" el terrario de tu mascota, cuidando siempre la correcta ventilación de esta.
Recuerda que para muchos, lamentablemente es “sólo una araña”. Por ello, es vital que te preguntes si tu mascota será bien recibida en tu hogar, si no preocuparás a nadie y si el lugar es seguro para ella Cuando se escape de tu cuidado y deambule por la casa ¿la atenderán a escobazos? Una araña merece la misma responsabilidad que otras mascotas en su cuidado.
Foto CC Vía Flickr