En la actualidad, las mascotas ocupan un lugar mucho más importante en nuestros hogares y un rol mucho más protagónico en nuestras vidas. Pasaron de ser solo “los guardianes” de la casa o la compañía de los momentos libres, a ser un pilar fundamental en nuestras emociones y vivencias.
Luego del terremoto del 27 de febrero del 2010, quedó aún más en evidencia, que los perros tienen ciertas capacidades y sensibilidades más desarrolladas que las personas, por ejemplo, la sensibilidad a los movimientos telúricos.
Es solo cuestión de poner un poco más de atención al comportamiento de nuestras mascotas, para darnos cuenta que antes de un temblor fuerte, los perros se esconden y aúllan y que deben pasar varios minutos después del suceso, para que ellos regresen a sus hogares.
El veterinario Alfred Toro, asegura que está comprobado científicamente, que perros y gatos tienen mayor sensibilidad a los sismos y que además, esto les permite segundos antes del movimiento, darse cuenta de que ocurrirán.
“Perros y gatos poseen un extraordinario desarrollo de sus facultades perceptivas, que les permite ver lo que los humanos ni siquiera intuyen”, explica el especialista.
Asimismo, afirma que “su rango de sonidos audibles es mucho mayor, pudiendo además orientar sus orejas, lo que les permite una mejor captación de sonidos”. Respecto a la cercanía con sus amos, las mascotas y en especial los perros, se preocupan y se dan cuenta, cuando sus “dueños” están en peligro, tristes o enfermos y tienden a acompañarlos más aún, que de costumbre. No es raro ver que un perro o gato, se tienda al lado de su amo cuando este está enfermo o acompañarlo cuando tiene pena. Esto es, porque a pesar de que ellos no hablan, sí se expresan de otras formas y estar incondicionalmente, es su manera de decir “te quiero, estoy contigo”.
Charlie, es un labrador de 5 años, que fue adoptado por Natalia Castro, convirtiéndose en su compañero más fiel, en momentos muy duros de su vida. Charlie, llegó con tan sólo dos meses a sus brazos, mientras ella pasaba por duros momentos familiares, debido a la separación de sus padres.
Natalia, reconoce que se refugió en el cachorro para pasar la pena y que cuidándolo y jugando con él, todo se hizo más fácil: “Pasaba días enteros corriendo con él, bañándolo y mimándolo, así no me daba cuenta de cómo pasaba el tiempo y la ausencia de mi papá en la casa, no se notaba tanto”.
“Chalito” como le dice ella, también la acompañó en su primera ruptura amorosa, esa por la que llegamos a creer, que no habrá otra oportunidad de tener pareja. “Él me acompañó cuando me quedaba dormida muy triste o no hacía otra cosa que pensar en lo difícil y triste que era mi vida, con tan solo mover la cola me sacaba una sonrisa, era como si supiera que yo estaba mal y lo necesitaba”, recuerda Natalia.
Una historia similar, es la de Pamela Rivera, ella tiene a "Niño" desde hace 7 años y reconoce que su gato es muy esquivo, que pocas veces le demuestra afecto, pero cuando ella se ha sentido triste o enferma, su mascota la ha acompañado incondicionalmente.
“Niño no es muy apegado a mí, casi nunca me ronronea ni tampoco se me acerca mucho para que yo le haga cariño, pero estoy segura de que él sabe cuándo estoy triste o enferma”, cuenta Pamela.
Su teoría, la afirma con el apoyo de su gato, hace tan solo unos meses. Ella estuvo muy enferma, hospitalizada por una descompensación nerviosa y al ser dada de alta y con reposo indicado en su hogar, Niño no la dejó nunca sola. “Dormía conmigo y estaba todo el día a mi lado. Solo salía de mi pieza cuando yo lo hacía o cuando necesitaba hacer sus cosas. Ahí, me di cuenta que ellos sienten y entienden cosas que a veces ni los humanos comprenden”, finaliza.
Es así, como ante diversas situaciones, nos damos cuenta que nuestras mascotas son más perceptivas de lo que pensamos y que entienden situaciones que, al ojo humano muchas veces pasan desapercibidas. A cambio de un poco de cariño y preocupación, es mucho lo que nuestras mascotas no pueden entregar.
Foto CC vía Tumblr