El que les narraré a continuación es un hecho tan desconcertante como deleznable, pero lamentablemente, sucede. Aún cuando quisiéramos que cosas como éstas jamás pasaran. Sí, porque esta historia de terror narra las terribles implicancias del tráfico en animales.
De acuerdo con informaciones proporcionadas por el sitio gaceta.es, una veterinaria llamada Karmele Llano denunció el hallazgo de Pony, una orangután de doce años a quien habían encadenado a una cama, de forma tal que los parroquianos de un burdel pudieran abusar reiteradamente de ella. Para estos efectos, Pony fue depilada, lavada y perfumada. Este espantoso hecho tuvo lugar en Borneo, Indonesia, y “los servicios” de la orangután eran parte del catálogo que el negocio ofrecía a un grupo de trabajadores de la madera.
El caso de Pony no es aislado. Karmele señaló que hay registro de situaciones similares en Tailandia, donde es frecuente que su utilicen hembras de orangután para brindar placer sexual a los clientes de burdeles. Por lo mismo, esta especie es una de las más traficadas en Asia y quienes las obtienen, suelen matar a la madre llevándose a las crías con estos fines. Pero no sólo las hembras son útiles a estos delincuentes: los machos son separados y empleados en otra tortuosa actividad, la cual es nada menos que el boxeo. Se les obliga a presentarse en el ring para desempeñar un rol cómico, tras el cual se esconden horas de maltrato, privaciones de comida e incluso suministro de drogas.
Lo más triste de todo es que esta maravillosa especie sólo se encuentra en algunas zonas del sudeste asiático, como Sumatra y Borneo. Según la “Orangutan Conservancy” Norteamericana, sólo quedan 20.000 ejemplares de estos simios - que comparten el 97% del patrimonio genético humano - y, de seguir siendo traficados, podrían extinguirse.
La solución a este problema en los países del sudeste asiático (y la prevención de situaciones similares en el resto del mundo) pasa por endurecer la legislación. Muchas son las naciones que no contemplan como delito las prácticas zoofílicas, lo que sin duda deja un gran vacío en cuanto a la ocurrencia de estos horribles abusos contra animales. Esperamos que el triste ejemplo de Borneo sirva a las autoridades para tomar conciencia de lo vital que resulta establecer sanciones que propendan a contener el maltrato hacia seres indefensos, de parte de los más letales depredadores: nosotros.