En tus paseos por la calle, ¿has visto a algún peludito llevando un lazo amarillo? Seguramente no te has fijado, pero pón mucho ojo. Se trata de un interesante proyecto al que podríamos adherir.
Para graficarlo, una experiencia: Mi hijo es un dog lover por definición. Adora a los cachorros y cada vez que avista uno en las calles se acerca a acariciarlo. Pues bien, en cierta ocasión- estando de vacaciones - llamó al que parecía un simpático perrito. El can se acercó moviendo el rabo y al estar junto a él ¡mordió su mano! Me acerqué para distraerlo y conseguí que lo soltara para continuar ¡mordiéndome a mí!. Obviamente, este peludito no quería lastimarnos: su “ataque” era una forma de jugar y hacer que nos quedásemos junto a él; pero - sin proponérselo- nos causó varias magulladuras y, de no ser por la intervención de mi pololo, probablemente aún estaría enganchado de mi brazo. ¿Por qué les cuento esto? Porque si el perro hubiera llevado su lazo amarillo, probablemente nos hubiésemos ahorrado el mal rato.
Así es, porque el “lazo amarillo" se usa para identificar a aquellos peluditos que - por ansiedad o incontrolable emoción, como en el caso referido - no son adecuados para el trato con niños. El propósito es que - al ver el listón - los padres sepamos que debemos proceder con cautela y apartarlos de estas mascotas. La brillante iniciativa es de Yellow Dog Project, organización sin fines de lucro que pretende concientizar a la población respecto de la tenencia responsable de perritos que, al no medir su fuerza, pueden provocar algún accidente. Lo que no implica que sean malos o agresivos, sino tal vez muy juguetones o asustadizos ante los extraños.
A nosotros nos parece una idea maravillosa, digna de imitar. Beneficiosa tanto para los amos - al permitirles pasear con su mascota en forma tranquila y sin sobresaltos - como para el entorno (especialmente los padres de niños pequeños, al evitarles heridas y dolor) Por eso, invitamos a todos los Mascotadictos a adherir a este interesante proyecto y - si tu peludito es tímido o excesivamente efusivo ante los desconocidos - ¡no olvidar el lazo amarillo!
Y tú, ¿te sumas?