Mi perro es un ser que conquista a cualquiera, pues además de su belleza y el infinito amor que nos demuestra cada día, su historia es simplemente sorprendente. Tribilín es un sobreviviente. Le dobló la mano al destino y viajó muchos kilómetros para estar hoy junto a nosotros.
Él llena cada lugar donde está: es extremadamente tierno, juguetón e inteligente. Por ello es difícil concebir su historia y todo lo que tuvo que sufrir. Mi perro es un rescatado de Chaitén, aquel lugar donde hizo erupción un volcán en 2008. Un grupo de personas - entre las que se encuentran animalistas y veterinarios - son los responsables de que él hoy esté aquí. Según lo que me contaron, lo encontraron tirado al costado de un camino, muy enfermo, con lo que luego identificarían como distemper. En ese momento tenía alrededor de un año. Era un cachorro hermoso y seguro se robó el corazón de los médicos con su simpatía y belleza, pues contra todo pronóstico, creyeron en su recuperación y lo sometieron a un tratamiento.
Así, tras sufrir muchos dolores, Tribilín se mejoró y fue llevado a un refugio de mascotas, donde esperó a que alguien le diera un hogar. Fue entonces cuando una fundación animalista comenzó una campaña en redes sociales, a fin de dar en adopción a todos aquellos perros que quedaron desamparados tras el desastre de Chaitén. De este modo conocimos a este bello mestizo (cruza de collie fronterizo) y fue amor a primera vista. Llamamos de inmediato, sin embargo, la respuesta no fue lo que esperábamos: nos informaron que el perro había tenido distemper y producto de eso una de sus patas traseras tiritaba constantemente. No preguntaron si a pesar de aquello lo adoptaríamos y la verdad es que era imposible decir que no. Supongo que estaba destinado a completar nuestra familia.
Llegó a nuestro hogar en junio de 2009. La fundación, tras un gran esfuerzo, se hizo cargo de todo el traslado. Tribilín nos conquistó de inmediato. Su encanto es asombroso, es muy alegre y logra dar luz a cualquier espacio. Lo sacamos a la plaza a diario y su juguete favorito son unas pantuflas que le quitó a mi esposo. Hoy somos una linda familia, mi marido, Tribilín, Archibalda (la gata) y yo.