Los casos de Marius, la jirafa sacrificada en Copenhague y el macho jirafa que podría tener el mismo final, en el Jyllands Park Zoo, Videbaek (ambos en Dinamarca) volvió a abrir el debate sobre el funcionamiento de los zoológicos.
La idea es que estos parques sean un refugio para las especies que allí se encuentran, sin embargo el sacrificio, maltrato y muerte por omisión de algunos animales, han puesto en duda la real labor que se cumple en estos sitios.
El vocero de la Asociación de Zoológicos y Acuarios de Europa (EAZA), David Williams Mitchell, defiende el trabajo realizado en estos lugares: "La razón original de los jardines zoológicos se mantiene hoy: que las personas puedan apreciar animales que no pueden ver todos los días", además de conservar a algunas especies que se encuentran en peligro de extinción.
"No sólo es para la exhibición de especies. Son centros de investigación, que, por ejemplo, prestan personal experimentado a parques de vida salvaje en el mundo para brindar su apoyo, pero que sin el soporte logístico de un zoológico sería bastante difícil”, explica Williams.
Debate en Chile
Miguel Bueno, es gerente de Zoología de Buin Zoo y asegura que el debate sobre los zoológicos no tiene mayor discusión, a pesar de no estar de acuerdo con el sacrificio de "Marius", porque “hay muchos otros recursos para estos casos”.
“La principal función de un zoológico es educar, además de conservar e investigar. Es nuestra función fundamental, y la oportunidad de dar muchos mensajes de conservación”, insiste Bueno.
Animales fuera de su ambiente natural
Una de las razones fundamentales de los animalistas, que están en contra de los zoológicos, es que los animales viven fuera de su hábitat original, lo que va en contra de su naturaleza misma.
El veterinario, Bernardo Luque Cuello, asegura que "Es imposible reproducir el entorno de animales como el león, el tigre o los lobos, por hablar de los más conocidos. Ellos necesitan un territorio amplio, con ríos, con vegetación y eso no ocurre en ningún zoológico del mundo".
Otro de los argumentos más relevantes de los opositores, es que los animales deben estar sumisos ante el criterio de sus cuidadores, que en algunos casos, no cumplen su real función: protegerlos.
Bernardo Luque, afirma que "en este tipo de lugares, la exposición al ser humano es imposible de controlar y sólo están allí para la diversión del hombre", mientras cuenta la historia de un león marino, que murió al tragar una bolsa de papas fritas.
Otro lamentable caso de descuido de animales en estos recintos, es el de Anton, un oso polar del zoológico Wilhelma en Stuttgart, Alemania, el que después de sufrir varios días por molestias estomacales, falleció, y cuando le practicaron la autopsia, esta reveló que tenía bolsas plásticas y un peluche dentro de su intestino, lo que le provocó una gran inflamación que no pudo resistir.
Y aunque el veterinario no está de acuerdo con el funcionamiento de los zoológicos, asegura que la conservación de especies en vías de extinción es un trabajo relevante y que deberían continuar haciéndolo, pero lamenta que "sean pocos los centros en el mundo que cumplen con esa característica. La mayoría deberían cerrarse para evitar más daño a la vida de estos animales que permanecen en cautiverio", agrega.
Fuente: La Tercera