Es uno de los perros más rústicos que existen y su existencia es de larga data. Tanto es así, que se tiene registro de ellos como mascotas guardianas, trasladadas desde la India a Grecia por Alejandro Magno, nada menos que el año 300 AC (¡Wow!) y luego adoptadas por el Imperio Romano. Me refiero a los Mastines Napolitanos, bellos e imponentes.
Estos peludos fueron entrenados para enfrentarse a salvajes y peligrosas bestias, tales como osos, leones, tigres y los más letales de todos: nuestra propia especie. Así es, porque los mastines enfrentaban a gladiadores en épocas ancestrales, para “divertir” a la sádica concurrencia del cruento Circo Romano. Tras la caída del Imperio, continúo su crianza en la milenaria península.
Hoy en día, tener un Mastín no es tarea fácil. Requiere un amo con fuerte temperamento, capaz de adiestrarlo, ya que puede volverse agresivo si no reconoce el liderazgo humano. Por ello, su socialización exige la máxima responsabilidad y constancia. Una vez aclimatada, es una mascota dulce, fiel y muy afectuosa con sus personas. Es amigo de los niños, tranquilo y silencioso pese a su aspecto feroz. Pero ¡ojo! se debe adaptar a nosotros a edad muy temprana. Las hembras son más recomendables para quienes no poseen la personalidad adecuada.
No es aconsejable tenerlos en departamentos, ya que son perros grandes; ergo, necesitan lugares amplios, como grandes jardines o parcelas. Deben nutrirse especialmente con carne (1 kilo al día, costos que sus dueños deberán estar en condiciones de afrontar), arroz y pan. Pueden llegar a pesar 100 kilos. Deben controlar su peso, para evitar el riesgo de padecer displasia de caderas.
El Mastín es un buen guardián, aunque actúa más por persuasión; es más intimidante que agresivo si es que ha sido bien socializado. Por su tamaño y potencia física requiere un manejo muy cuidadoso por parte de sus amos, ya que descontrolado podría representar un verdadero peligro. Es dominante por naturaleza, aspecto a considerar si se le pretende mantener junto a otros perros.
En cuanto a sus características físicas, los hay plomos, azulados, negros, amarillos, leonados y leonados estriados. Las posibilidades de que salga uno atigrado son de una en un millón, pero se dan, siendo estos ejemplares muy apetecidos por los criadores. Los machos miden entre 68 y 85 centímetros a la cruz y las hembras, 61 a 80 centímetros. Éstas pueden ser más ligeras y pesar en promedio 64 kilos.
¿Alguno de ustedes tiene uno de estos magníficos ejemplares? ¿Qué tal ha sido la experiencia de su crianza?