Cuando vi la noticia de que está de moda embotellar gatitos, casi me volví loca. No sólo por el evidente maltrato animal, sino que no podía entender cómo existen personas que además de hacerle un daño irreparable a un animalito, se vanaglorien de esto en Internet.
Los gatos embotellados o gatos bonsái se lograrían mediante una técnica en la cual el recién nacido gatito se introduciría en una botella con pequeños agujeros para poder respirar. Se supone que deben ser muy bebés para que sus huesos estén blandos. El animalito sería alimentado mediante una sonda y por otra, defecaría y orinaría.
Con el tiempo, el minino iría creciendo y tomando la forma de la botella. Entonces la mascota sería utilizada de manera ornamental, impidiendo su normal desarrollo.
Afortunadamente, todo esto fue una broma (de muy mal gusto) que surgió en la web difundida por bonsaikitten.com a finales del 2000, especialmente en Estados Unidos. Pero, ¿quién no se horrorizaría con la simple idea de que alguien fuera capaz de maltratar así a un pequeño animal?
El repudio fue tan generalizado, que algunos medios tomaron la noticia como real. Incluso, el FBI decidió investigar. En mi opinión, frente a una pequeña posibilidad de ejecutar ese asqueroso acto, indagar sobre los hechos para estar seguros que era una broma era lo mínimo que se podía hacer.
Todas las fotos fueron trucadas. El autor de este estúpido acto era un estudiante de MIT (Massachussets Institute of Technology) con el seudónimo de “Dr. Wang Chang”, supuesto creador de la técnica. El sitio web tenía una apariencia bastante “seria” y este “doctor” contestaba los mensajes de quienes tenían dudas.
Finalmente, podemos quedarnos tranquilos sobre este tema en particular, aunque debemos estar atentos ante cualquier indicio de maltrato animal.
¡Depende de todos proteger a nuestros amados regalones!
Imagen CC leyendas-urbanas