El domingo, mientras paseaba con mi pololo por el sector de Bellas Artes, vimos algo inusual: un gato blanco paseando junto a su amo ¡con una correa! Nos llamó bastante la atención, por razones obvias: tradicionalmente vemos a humanos premunidos de este artilugio para transitar por las calles junto a sus perros. Pero, ¿un gato? ¿será posible?
Bien, la verdad es que sí lo es y no se trata de una idea descabellada. En Mascotadictos ya antes habíamos abordado el tema, exponiendo las razones de por qué es difícil acompañarse de estos animalitos en el paseo diario. Sin embargo, la tendencia es acostumbrar a los mininos desde muy pequeños al uso de la correa y a compartir lindos momentos de caminata junto a sus amos, ¿qué tal?
Debemos enfatizar en que es muy importante que el gatito ya siendo un bebé adquiera este hábito, de lo contrario - producto de su característica independencia - se les hará muy difícil y molesto sentirse atados y limitados. Sin embargo, esta nueva moda puede ser la solución al problema de vivir en departamentos o espacios reducidos, permitiéndole a nuestra mascota disfrutar del buen tiempo y ejercitarse. ¡Vale la pena intentarlo!
Y bien, ¿tienes un gatito bebé al que desees sumar a esta tendencia? Debes seguir entonces los siguientes pasos:
1. Lo primero es escoger una correa que le permita amplio movimiento (si es retráctil, maravilloso) y un arnés cómodo. Es fundamental que este último sea un artilugio ajustable y acorde a la medida del contorno de su pecho.
2. El segundo paso es acostumbrar a tu gato a que use el arnés. Esto se logra con mucho cariño y paciencia. Puede comenzar utilizándolo en casa mientras juega, pero si se pone de malas ¡quítaselo! Te recordamos que el ideal es que lo habitúes siendo un cachorro.
3. Cuando ya se acostumbre al arnés, prueba poner la correa. No lo hagas el mismo día en que pretendas que dé el paseo. Comienza de a poco, jugando en casa. Es menester que se sienta cómodo y reciba todo tu cariño; sólo así podrá olvidar que se encuentra atado. Puedes recompensar sus pequeños logros con alguna delicia gatuna.
4. Al ver que la correa ya no le molesta, intenta sacarlo a pasear. Escoge una ruta con poco ruido y no muy transitada, ya que los gatos se asustan fácilmente. En la primera salida prueba llevándolo al interior de un bolso, para que de esa manera “conozca el mundo” antes de explorarlo.
Y, ¿te animas a una caminata junto a tu gato?