De pronto sucede que el azar nos pone bellas pruebas en el camino. Y una de las más hermosas es encontrar a un pequeño e indefenso gatito recién nacido. La ternura nos sobrecoge el corazón: no podemos abandonarlo. Pero intuimos la necesidad de extremar los cuidados de la criaturita. Estamos en lo cierto, pues como todo bebé, son muy delicados. ¿Qué hacer, entonces?
- Consulta en el veterinario (o un refugio para mascotas) la posibilidad de que lo amamante una gata nodriza. Hay que poner mucho ojo, ya que ésta podría desconocerlo e intentar asesinarlo. No obstante, la leche materna es muy recomendable para que nuestro gatito crezca sano y si existe la posibilidad de proporcionársela, mínimo debemos intentarlo. Hay que tener en cuenta que mientras más chiquito sea el bebé, mayor cantidad de alimento requerirá, por lo cual será menester vigilar que mame unas 6 ó 10 veces al día.
2. Si no encuentras una nodriza o esta rechaza al pequeño, entonces compra leche sustituta especial para felinos. Pídele al veterinario que te recomiende una. Este alimento será fundamental en sus primeras semanas de vida. Al prepararla, sigue cuidadosamente las instrucciones del envase. Actúa tal como si se tratara del “relleno” para un bebé humano.
3. Debes preparar la fórmula inmediatamente antes de que el minino la consuma, para que ésta no pierda calidad.
4. Aliméntalo velando por que la posición adoptada sea la misma que ellos toman cuando los alimenta la gata. (cabeza erguida y estómago reposado)
5. Sácale los gases poniéndolo boca arriba y frotando suavemente su estómago.
6. Devuélvelo a su lugar de descanso.
Si no tienes aún la fórmula prescrita por el veterinario, puedes prepararla en casa mezclando 2 tazas de leche entera (¡ojo! de vaca, no de cabra), 2 yemas de huevo orgánico, 2 cucharadas de proteínas en polvo, 6 gotas de vitamina infantil líquida, y 1 cucharada pequeña de flora intestinal. Luego, calientas a baño María y se lo das al minino de la forma antes referida.
Recoger a un gatito recién nacido requiere tiempo y algunos costos monetarios, pero tiene la enorme gratificación de ver crecer al recién nacido, recibir su ternura y sentir que de alguna forma eres su “padre” o “madre” ya que contribuiste a que siguiera con vida. Es, sin duda, una experiencia que recordarás ¡por el resto de tu existencia! Foto CC vía lluviade.blogspot.com