El Pastor Alemán o “perro policial” como popularmente se conoce, se caracteriza por ser obediente, inteligente, versátil, muy cariñoso y protector con su familia. Estos canes de color café con negro (generalmente) pueden desarrollarse en varios ámbitos: perros de compañía, lazarillo, jugar con niños e, incluso, ayudan Carabineros a mantener el orden.
A pesar de su tamaño (altura a la cruz del macho: 60 a 65 cms, hembra: 55 a 65 cms) y su peso (hasta 40 Kg. machos y 32 Kg. hembras) son dóciles y delicados cuando se trata de jugar con niños. Además, es pacífico y amable, aunque siempre protegerán a sus seres queridos. También genera un gran nexo con su dueño, transformándolo en un gran perro de compañía y de vida familiar.
En este sentido, el perro necesitará ejercitarse junto a su amo. Es vital que el dueño se preocupe de ejercitarlo (correr, buscar una pelota, etc.) diariamente, ya que no sólo requiere acondicionamiento físico, sino, mental. Esto es debido a su instinto de servir: por sus rasgos físicos y mentales, el can necesitará desafíos y atención que lo hagan sentirse útil.
El ejercicio físico es importante para evitar atrofias musculares (común en perros inactivos), por ejemplo, la displasia de caderas. Además, estos perros pueden generar neurosis (en los casos más extremos), ya que son una raza predispuesta a padecer trastornos temperamentales.
El Pastor Alemán puede llegar a vivir, en promedio, 13 años. Su pelaje es un pelo doble (Stockhaar) con lanilla interna y el pelo externo es denso, bien pegado al cuerpo, recto y duro. Cuando son cachorros tienen las orejas colgantes y, al ser adultos, casi todos las tienen puntiagudas.
Finalmente, hay que tener cuidado con la alimentación, ya que tienen un apetito voraz. Por lo que si se alimenta en exceso y no se ejercita, puede llegar a ser obeso.
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