Hasta películas se han hecho sobre la supuesta enemistad entre perros y gatos. Sin embargo, pese a que muchas veces podemos ver cómo un gato sale arrancando de un perro, también es común ver que estas dos especies lleguen a ser grandes amigos. Entonces, ¿cuál es el origen de esta creencia? Lo cierto es que si bien pueden existir tensiones, estas solamente se explicarían por sus lenguajes corporales distintos. Perros y gatos tienen uno particular, muy diferente al del otro, y que incluye ciertas señales que pueden ser malinterpretadas.
Por ejemplo, aunque el can quiera parecer amistoso, el felino tiende a interpretar de otra forma las señales del primero. ¿El resultado? El gato desconfía, adopta una actitud defensiva y puede atacar. Se trata de un asunto de instinto.
Por otro lado, hay que considerar que antes de su domesticación, estos animales debían cazar para sobrevivir. Es decir, siguen siendo predadores naturales, por lo que algunos tenderán instintivamente a perseguir al que sea más pequeño, algo similar a lo que puede pasar entre gatos y ratones.
Y como todo instinto, se trata de algo automático que no se aprende, pero que sí se puede intensificar con el tiempo. Por eso es importante que ambas especies interactúen desde cachorros.
A todo esto se le agregan sus comportamientos territoriales. No es fácil que acepten a otro de su propia especie en su territorio, menos receptivos serán con un animal de otra especie.
No obstante, tal como nos demuestra la experiencia, ambos pueden llegar a ser grandes compañeros. Para ello, lo más fácil siempre será que la convivencia empiece desde pequeños, así aprenderán desde sus primeros años a compartir su territorio.
Cuando el perro ya siente al gato como parte de su manada, respetará al segundo, aunque esto no implicará que quiera a otros gatos desconocidos. Sin embargo, tampoco hay que olvidar que la personalidad de cada animal es única, por ello es importante ser sumamente cuidadosos a la hora de presentarlos.
Por último, una comprobación empírica de que muchos canes están lejos de seguir sus ancestrales comportamientos de cazadores innatos, en Internet podemos encontrar muchos videos de perros asustados por un gato o perros que simplemente no pueden enojarse con los felinos. El mundo animal nunca deja de sorprendernos.