Si a una le nombran al "collar isabelino", probablemente nos cueste asociarlo a los animales. Los collares isabelinos o E - collar, son los típicos collares que parecen una pantalla de lámpara y que se ajustan al cuello de los perros para evitar que se rasquen o lastimen. La mayoría de las veces se utiliza cuando los animales son castrados, esterilizados o sufren alguna lesión en los ojos.
Los más comunes son de plástico rígido y se ajustan al cogote del perro o al collar. Sin embargo, podemos encontrar unos que protegen un poco menos pero que al ser más blandos resultan menos molestos.
Los tipo “donut” o cuello inflable también evitan que los perritos lleguen a su extremo posterior, aunque lo más recomendable siempre es que sea el propio veterinario quien nos indiqué cuál es el mejor para nuestro perro.
Independiente de cuál elijas o recomienden, debes asegurarte que el tamaño sea el que corresponde para que así le sea más fácil desplazarse y hacer su vida normal, ya que muchos perros se desconciertan tanto con estos cuellos que evitan caminar, correr, jugar y hasta pasar por pasillos o puertas debido a que no calculan el tamaño del cuello.
Otra consideración importante es facilitarles la comida y el agua poniéndola en altura debido a que no podrán llevar su hocico al plato si este se encuentra a ras de piso. Además, no estará de más mimarlos con algún juguetito que logre desestresarlos y animarlos un poco cuando entren en la desesperación.
Si el veterinario lo permite, puedes sacarle el collar en algunos momentos del día, y si es que no, es mejor que hagas caso a la recomendación. Tampoco olvides revisar los nudos que se pueden formar alrededor del cuello y que pueden ser muy molestos si tu perro tiene pelo largo. Si te encuentras en una situación así con tu perro o perrita, ¡ánimo!