Las tortugas (o quelonios) son tal vez las mascotas más tranquilas y apacibles junto a los peces. No requieren de mucho tiempo de atención y son relativamente fáciles de cuidar. En los últimos años se ha impuesto casi una moda de tenerlas en casa como nuestras fieles compañeras, aunque esto no se ha masificado por los altos precios que alcanzan en el mercado formal.
Las dos especies más comunes son las terrestres y semi-acuáticas. Ambas omnívoras por lo que su dieta debe ser balanceada para su correcto y sano desarrollo. Pasa que las tortugas, como todos sabemos, son animales caracterizados por su lentitud y pasividad. Sin embargo, les gusta mucho estar en movimiento por lo que deben vivir en habitat dispuestos exclusivamente para ellas.
Si es semi-acuatica, la tortuga debe contar con un acuario lo suficientemente amplio como para que pueda nadar con tranquilidad. Si es terrestre, tener un patio o un sitio en el que pueda estar en contacto con la naturaleza y el sol (muy importante para consolidar su caparazón). Hay que tener ciertos cuidados y consideraciones con estas últimas, ya que por lo general, cuando hay animales más grandes en el hogar, suelen ser vistas como cosas, juguetes e incluso, como un alimento.
¿Pero son realmente aburridas y fomes las tortugas? Luego de consultar a varios amigos y conocidos que tienen una tortuga como mascota, llegamos a la conclusión de que no. Son animales tranquilos y menos activos, pero igual de “queribles” y apreciables como compañía. Te permiten desarrollar los mismos afectos que cualquier otro animal y más encima, con la flexibilidad de no tener que disponer tanto tiempo para ellos.
¿Crees que las tortugas son fomeques?
¿Las tortugas son fomes?
Publicado
por
Eduardo Ferreira