“Ponerle el cascabel al gato” es un dicho que se cree tiene su origen en un cuento del siglo XIV. Es decir, este pequeño elemento sonoro tiene bastantes años de historia. En épocas donde el GPS parecía algo inverosímil, su uso comenzó como forma de ubicar a los felinos, grandes ayudantes en cazar a los ratones que ponían en peligro las reservas de alimento.
Asimismo, hay otra explicación que va más allá de la intención de saber dónde están estos esquivos animales. Y es que no solamente sus amos pueden querer saber si el gato anda cerca, sino también algunos pájaros.
Conocidos por ser grandes cazadores, según el periódico británico The Telegraph, estos felinos son responsables de la muerte de 55 millones de aves en este país. Por ello, en Gran Bretaña se aconseja a los dueños ponerle campanas en los collares, para que así den una alerta a sus posibles víctimas para arrancar y salir, literalmente, volando.
En el Reino Unido incluso hicieron un estudio acerca de la efectividad de este método, el cual arrojó que puede reducir la caza de los pájaros en un tercio. La estadística también dependió del collar utilizado, ya que incluso se pueden encontrar algunos con un dispositivo acústico electrónico.
No obstante, los gatos son tan astutos que han aprendido a caminar evitando que el cascabel suene. Esta particular habilidad llevó a que la British Trust for Ornithologists, haya elaborado una guía que aconseja cambiar de forma regular las campanas y collares de los gatos, para impedir que éstos desarrollen estrategias que silencien el ruido.
Pero la nación europea no es el único país que ha tomado cartas en el asunto. En Lemonine, en Montana, Estados Unidos, existe una ley que obliga a los gatos portar no sólo una campana, sino tres. Según un estudio, en el país del norte, estarían muriendo más animales por culpa de los gatos que en accidentes de tráfico, choques con edificios o intoxicaciones.
No obstante, más allá de la suerte de miles de aves, para un animal tan silencioso como los gatos, puede resultar molesto utilizar campanas en sus collares. No se justificaría tampoco en casos en los cuales estos felinos permanezcan preferentemente al interior de la casa. Asimismo, los pájaros suelen ser más activos en el jardín una hora después del amanecer hasta una hora antes de la puesta de sol, por lo que es posible evitar encuentros fatales entre estas dos especies, alimentando al felino durante este periodo de horas durante el día.
Por lo general, los gatos no se sienten agradados y buscan quitarse el cascabel. Sin embargo, no hay información concluyente respecto a posibles daños en sus oídos. Las opiniones están divididas, pero ante la duda, y el desagrado que comúnmente les produce este sonoro implemento, una recomendación puede ser observar el comportamiento del gato. Si no le gusta, lo mejor es evitarlo y cruzar los dedos para que las aves que se posan en los patios y jardines estén atentas.
¿Estás de acuerdo con ponerle campanas a los collares de los gatos?
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Agustina