Sus nombres son Lusy y Glenn y son capaces de detectar el cáncer, sin nunca haber leído un libro de Medicina. Se trata de dos perras, de raza labradora, que han sido entrenadas especialmente para detectar esta enfermedad durante las primeras etapas.
Para efectuar el particular diagnóstico, las perras deben olfatear la orina de los pacientes, una vez que ésta ha sido preparada en el laboratorio, donde se le extrae partículas que puedan despistar a los animales. Si la muestra es positiva en cáncer, la perra debe sentarse. En caso contrario, permanece parada y mira fijamente al doctor. La precisión en el diagnóstico realizado por ambas labradoras es casi del 90%. Así lo aseguran los doctores del hospital de Trento, en el norte de Italia, donde se desempeñan Lusy y Glenn.
Lo que parece casi un acto de adivinación, se explica porque las células cancerosas – al igual que otros virus y enfermedades- poseen un determinado olor que puede ser percibido por el olfato de los perros, el cual se encuentra conformado por 250 millones de sensores. Se calcula que en los canes este sentido es 200 mil veces mejor que en un ser humano. Por ejemplo, pueden descubrir sustancias diluidas en 1 a 2 partes por trillón, es decir, lo equivalente a detectar una pizca de sal en 10 mil toneladas de papas fritas.
Ambas perras fueron entrenadas en el Reino Unido y son capaces de detectar tumores y condiciones de la sangre. Son una suerte de “laboratorio vivo” según dicen los especialistas de la agrupación Assistance Dogs (UK). Hasta el momento, Lusy es la más experimentada, tiene seis años y sus diagnósticos nunca fallan. Mientras que Glenn, sólo tiene 18 meses y todavía es una aprendiz, ya que aprobó el entrenamiento teórico y ahora sigue aprendiendo con la primera.
Pese a que las habilidades de estas perras no dejan de sorprender, lo cierto es que esta invaluable capacidad canina fue descubierta hace ya dos décadas atrás. Todo empezó con una carta enviada en 1989 a la revista científica The Lancet. En ella dos médicos contaban que una mujer llegó a verlos debido a que su perro olía con insistencia una lesión en su piel. Finalmente, se comprobó que la herida era un melanoma maligno. A raíz de esto, otros doctores comenzaron a reportar casos parecidos.
A lo largo del tiempo, otros estudios recientes han comprobado cómo otros perros han sido eficaces detectando cáncer de pulmón y mama, por medio del aliento de los pacientes, superando la precisión de la tecnología actual. En la experiencia anterior, en Estados Unidos, se trató de cinco perros que pudieron identificar a pacientes con ambos tipos de cáncer, con una certeza de entre 88% y 97%.
Otro caso es el de Aspirant, un pastor alemán del ejército francés que puede detectar el cáncer de próstata. El animal pudo descubrir 63 de 66 muestras de personas con esta enfermedad, e incluso pudo hacerlo con uno que no sabía que la padecía.
"Podría llegar el día en que estos animales se empleen para diagnosticar o, incluso, podría llegar a desarrollarse una ‘nariz electrónica’ que se use con el mismo objetivo", reflexiona Nicholas Broffman, director ejecutivo de la Fundación Pine Street, institución dedicada a la educación e investigación sobre el cáncer.
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Agustina