“La comida más importante del día”. Así se ha catalogado algo que varios no consideran cuando salen apurados de sus casas durante la mañana. Mucho se ha afirmado sobre la importancia de tomar desayuno, ¿pero serán los seres humanos los únicos que no deberían empezar el día en ayunas? Inspirada en los estudios que comprueban que luego de desayunar los niños tienen mejor rendimiento en ejercicios cognitivos, la Doctora Holly Miller se preguntó si esto se podría aplicar a los perros. Junto a su colega Charlotte Bender, de la Universidad de Kentucky, Estados Unidos, decidió indagar más sobre el asunto.
El experimento de Miller y Bender consistió en medir el rendimiento de perros entrenados, luego de ser alimentados durante la mañana, después de un ayuno de doce horas. Los canes consumieron el equivalente a la mitad de sus necesidades diarias. Además, para confirmar que habían agotado sus niveles de energía con anterioridad a la prueba, debieron demostrar autocontrol en un ejercicio en el que se les pidió sentarse y quedarse quietos, durante diez minutos. A continuación se les hizo buscar comida que fue escondida en uno de seis contenedores, 30 minutos después de haber desayunado, y a otro grupo a partir de 90 minutos.
"El hallazgo clave aquí es bastante simple: el desayuno puede ayudar al rendimiento de los perros", declaró a la BBC la Dra. Miller. Los resultados del experimento demostraron cómo los perros que habían comido media hora antes, pudieron buscar de forma más precisa el alimento escondido que el otro grupo que lo hizo 90 minutos después. Esto llevó a las investigadoras a concluir que el desayuno tiene efectos beneficiosos, en especial, durante un breve periodo de tiempo, ya que sólo 90 minutos después los procesos cognitivos disminuyeron.
Ya que el experimento fue realizado en perros domésticos (canis familiaris) adiestrados, las científicas aclararon que éstos al comer "una dieta rica en hidratos de carbono, sus cerebros son más dependientes de la glucosa y se ven más afectados por las fluctuaciones en los niveles de ésta", explicó la doctora Miller. Esto se debe a que los alimentos comercializados para ellos, tienen una alta presencia de carbohidratos.
Distinto sería si consumieran carne de animales cazados, ya que el nivel de hidratos de carbono sería bajo, pero con un alto contenido de grasa. De esta forma, en un hábitat natural, el cerebro de los perros cambiaría su fuente de combustible. Aquí entra en juego la cetosis, que es un estado en el cual al no tener suficiente carbohidratos, el organismo comienza a utilizar las grasas disponibles para así obtener energía. Es decir, en estado salvaje, los canes “probablemente estarían en un estado de cetosis donde la energía para los procesos neuronales no fluctuaría mucho", aclaró Miller. Y al no hacerlo, los procesos cognitivos se vuelven más constantes. Estos antecedentes constituyen importantes aportes en la indagación del adiestramiento de perros de trabajo, búsqueda y rescate.
El estudio de Millar y Bender fue recientemente publicado en Behavioural Processes, una revista dedicada a la investigación del comportamiento en animales.
Finalmente, quizás los dueños de Paige, un border collie que se había hecho conocido en Internet por sus habilidades domésticas, intuyeron algo de esto al enseñarle a ocupar la tostadora. Este perro nos recuerda que una buena forma de empezar el día no sólo es tomando desayuno, sino haciéndolo en conjunto con tu mascota, de esta manera ambos puedan rendir mejor.
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Agustina