Muchos terapeutas recomiendan a las personas deprimidas que se acompañen por una mascota para mejorar su estado de ánimo, porque el hecho de tener que cuidar de un animalito que nos proporciona mucho cariño a cambio puede abstraernos de nuestros propios problemas. En el caso de que la mascota sea un felino esta recomendación podría no ser tan recomendable.
Una investigación que se acaba de dar a conocer en Estados Unidos y que fue preparado por investigadores de la Universidad Estatal de Michigan indica que el parásito felino denominado por los científicos Toxoplasma gondii provoca que las personas infectadas tengan una tendencia al suicidio siete veces mayor que el resto de las personas.
Sin ánimo de alarmar a la hora de difundir los resultados del estudio, es importante tener en cuenta el siguiente dato que producto de la labor llevada a cabo por los señalados científicos americanos: la mitad de las 84 personas cuya sangre infectada se analizó en la investigación intentó suicidarse. El parásito que causa esta infección llega, entre otras vías, a los humanos que están en contacto con los excrementos de los gatos, en cuyo estómago se aloja el parásito, que se relaciona con el cáncer cerebral y enfermedades psiquiátricas como la esquizofrenia o los trastornos de la personalidad.
La comida infectada o cruda es otra importante vía de transmisión de la infección. Concretamente, es una notable vía de entrada del microorganismo en el cuerpo de los humanos la carne poco cocida de animales como el cerdo, el ciervo o el carnero. Por ello, es necesario que seamos cuidadosos tanto con la higiene de nuestro gato, como a la hora de preparar nuestros propios alimentos.
Por otra parte, cabe señalar que esta investigación que relaciona el suicidio de las personas con este microorganismo determinará una de las causas que lleva a las personas a quitarse la vida, este estudio ayudará al diseño de medicamentos antidepresivos más efectivos para las personas que tengan tendencias suicidas.
El estudio de los investigadores señala que en la actualidad un tercio de las personas ya está infectada por este parásito, que llega al cerebro humano alterando los procesos químicos del organismo, provocando el descenso de los niveles de dopamina, la llamada hormona de la felicidad, con el consiguiente el efecto que provoca en nuestro estado de ánimo. Lo más habitual es que el parásito en cuestión no provoque patologías graves y aunque son los gatos habitualmente su huésped final, pueden encontrarse también en otros animales mamíferos como los conejos. Lo recomendable es que mantengamos una higiene escrupulosa de nuestra mascota.
Parásito gatuno que incita al suicidio
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Mascotadictos