El Parvovirus Canino es una enfermedad viral que afecta a los perros, principalmente a los cachorros y suele tener consecuencias devastadoras en criaderos y caniles. Su forma más habitual es la gastrointestinal, pero existen otras complicaciones como la afección del músculo cardíaco y de las células sanguíneas. Afortunadamente, existe una vacuna que, aplicada oportunamente, protege a nuestra mascota de la infección, ya sea previniendo que contraiga el virus, o atenuando los síntomas.
Esta enfermedad no se transmite a los seres humanos. Los perros de todas las razas y tamaños pueden verse afectados, así como muchas especies de cánidos salvajes como los zorros. La edad más habitual de presentación es durante el primer año de vida y principalmente entre los dos y seis meses de edad. Los síntomas de esta enfermedad aparecen de manera abrupta, siendo los más importantes: decaimiento, fiebre, vómitos, diarrea con sangre y deshidratación. La gran pérdida de agua y electrolitos es la principal causa de muerte en cachorros, que puede producirse de 48 a 72 horas.
El virus se transmite principalmente a través de la materia fecal de perros infectados, pero existen otras vías de contagio, como la vía intrauterina desde una madre enferma a los cachorros, por contacto directo con un animal enfermo, o a través de utensilios como collares, correas, comederos y aún las suelas de los zapatos. Esto último se debe a que el Parvovirus es sumamente resistente en el ambiente, donde puede permanecer muchos meses.
La principal herramienta de prevención es la vacunación de todos los cachorros y adultos, según un plan de vacunas llevado a cabo por un profesional veterinario. Otras formas de prevenir la enfermedad consisten en mantener una estricta limpieza del lugar donde habita nuestra mascota y donde la misma defeca, y recoger las heces de nuestro perro de la vía pública, además, evitar que entre en contacto con otros animales antes de finalizar su plan de vacunación. Si tenemos un animal enfermo, es necesario desinfectar con una solución de cloro todos los lugares y utensilios que hayan estado en contacto con él ya que el virus puede transmitirse a otros perros que vivan en la casa o alrededores.
No existe un tratamiento específico para esta enfermedad, sino que se realiza un tratamiento sintomático y de sostén, reponiendo los líquidos y electrolitos perdidos debido a los vómitos y diarrea, mediante la administración de suero; antieméticos y antibióticos para controlar las infecciones secundarias que se producen debido a la destrucción de la mucosa intestinal y a la disminución de las defensas. Lo más importante para tener un tratamiento exitoso es comenzar con él lo más rápido posible.
Siempre hay que prestar atención a este tipo de síntomas en nuestras mascotas y acudir inmediatamente al veterinario en caso de tener sospechas de esta gravísima pero tratable enfermedad.
¿Cómo combatir el parvovirus canino?
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Mascotadictos