Ningún dueño de mascota tiene duda de que este animalito que nos acompaña es un miembro más del hogar, con los consiguientes sufrimientos y alegrías que nos puede dar. La llegada de un nuevo integrante de la familia, un bebé, debe ser también un motivo de alegría para él y tenemos que hacer todo lo necesario para evitar que nuestro amigo de cuatro patas se pueda convertir en un riesgo para el pequeño ser que está a punto de llegar.
Debemos comenzar desde el embarazo para que todo salga bien. Si es la futura madre quien se ocupa exclusivamente del cuidado de la mascota, algunas cosas tienen que cambiar, ya que durante un tiempo tendrá que estar dedicada casi por completo a tu bebé, por lo que una buena idea es comenzar a compartir las tareas de cuidado de nuestra mascota con la pareja.
Una vez que nuestro pequeño haya llegado a casa, tenemos que ser muy educados y cuidadosos a la hora de presentárselo a nuestra mascota. Probablemente, sea perro o gato, se mostrará curioso al principio, por lo que es muy importante que, con las lógicas medidas de seguridad por si tuviese una reacción negativa (algo extraordinariamente difícil que ocurra en un animal que viva en casa) debemos acercar el bebé a nuestra mascota, para que lo huela y para que se acostumbre a él desde el principio, teniendo precaución de no dejarlos (a la mascota y al bebé) nunca sin supervisión. Es la base para que comience a sentir a este pequeño ser como propio y no como un enemigo, como alguien a quien cuidar y proteger y no como un estorbo que le va a restar parte de nuestro cariño. Si seguimos estas pautas, el animal nunca se sentirá celoso.
Para contribuir a que esto ocurra de la mejor forma posible, es conveniente que nuestra mascota nos acompañe en todo momento a las rutinas diarias del cuidado del pequeño: amamantamiento, baño, cambio de pañales, etc., al tiempo que el animal se sentirá partícipe de la llegada del nuevo miembro al hogar, seguro que nosotros también nos sentiremos más tranquilos a la hora de realizar estas tareas, especialmente si somos primerizos. Y no dudemos en consultar cualquier inquietud con el pediatra y también con el veterinario.
Otras dudas que nos pueden surgir a la hora de la convivencia entre bebé y mascota son las posibles enfermedades que puede contraer el pequeño a causa del animal. Lo cierto es que la lengua de nuestra mascota está llena de bacterias, por lo que podría pensarse que sus lengüetazos podrían afectar negativamente al pequeño, pero no es así.
Un informe de la revista Pediatrics, señala que la convivencia con una mascota supone para el bebé un 30% menos de enfermedades respiratorias y hasta la mitad de patologías del oído.
¿Nos animamos ahora a agrandar la familia?
Mascotas y bebé ¿Es completamente seguro?
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Mascotadictos