Los tiempos acelerados y convulsionados que vivimos en la actualidad, ha ocasionado que muchas de las personas amantes de los animales no tengan el tiempo suficiente para hacerse responsable por una mascota, con todos los cuidados que implica. Con el avance de la tecnología se han creado sustitutos de los animales, que vendrían a “llenar el hueco” dejado por la ausencia de una mascota.
Generalmente son pequeños robots con formas de animales, muñecos con movimientos cada vez más naturales en forma de pequeños hámster. Este tipo de “mascotas” tiene como principal objetivo, en un mediano plazo ser compañía de ancianos, a los que brindarán ayuda, para dar una voz de alarma en caso de un accidente, controlar los alimentos refrigerados y recordatorios importantes, como tomarse su medicina a una hora definida.
Historia
Aunque el Furby en 1998 es considerado como la primera mascota robot autónoma —era capaz mover sus ojos, su cola y hablar un lenguaje especial—, se dice que Pato de Vaucanson, creado dos siglos atrás por el inventor Francés Jacques de Vaucanson, es el antecedente más remoto: tenía aproximadamente 400 piezas móviles y podía aletear, beber agua, digerir el grano y defecar.
A continuación el detalle:
•1738: El inventor francés Jacques de Vaucanson fabrica la primera mascota autómata, un pato capaz de aletear, beber agua, digerir el grano y defecar.
•1996: La japonesa Aki Maita crea el Tamagotchi, la primera mascota virtual que salió al mercado bajo la distribución de Bandai; tuvo ventas récord.
•1998: El Furby es lanzado al mercado. Era el primer juguete capaz de hacer movimientos, desplazaba sus ojos y cola. Mientras más se jugaba con él, decía hasta 100 palabras en inglés, ya programadas (o en otros idiomas según el mercado en el que era vendido).
•1999: Se consolida el proyecto de Tosshitada Doi, director de Sony Dynamics Intelligence Laboratories, quien puso en marcha el proyecto Dream Robot; el resultado: el nacimiento de Aibo, el primer perro robotizado.
•2003: Nace en Japón Paro, la foca robot enfocada a la salud, creada por el Instituto Nacional de Avances en Industria, Ciencia y Tecnología (AIST), para ayudar a adultos mayores con alguna enfermedad.
Para la sicóloga Diana Rebeca Sifuentes, la interacción de los niños con estos juguetes robotizados es positiva, siempre y cuando no se permita que el niño o quien sea su dueño vuelque toda su atención y tiempo en estos objetos. “Estas mascotas pueden ser parte de un entrenamiento en cuanto a que los niños puedan ir tomando una responsabilidad”, señala.
Además agrega: “En algún momento los tamagotchis fueron la primera mascota virtual; esto era importante, ya que los pequeños se concientizaban sobre la relevancia de tener una responsabilidad. Así, cuando los padres decidían comprarles un perro o gato de verdad, posiblemente, se garantizaban los cuidados”, añade.
Estos animales artificiales tienen varios detractores, los que argumentan que pueden provocar el aislamiento de los ancianos, además al tener información de sus usuarios pueden ser víctimas de posibles fraudes o robos. Además sostienen que no existe punto de comparación entre la interacción de los humanos con un objeto inerte a una con un ser vivo.
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Mascotas artificiales: ¿Sentimientos reales?
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Mascotadictos