El persa Bío-Bío; un lugar donde la venta de productos y el comercio, son la base del espacio que se llena todos los fines de semana de público. Entre tanta gente y clientela, es posible identificar a más de dos personas con cajas de cartón en medio de la calle principal. En su interior, una cantidad considerable de perros tratando de salir del lugar donde se encuentran totalmente hacinados. Lamentablemente, en pésimas condiciones, pues los hacen pasar como si fueran de raza; les cortan sus orejas y hasta los tiñen, para poder venderlos.
“Usan hilo normal, del que se ocupa para coser ropa”, dijo un veterinario de un consultorio canino, ubicado en La Pintana. La verdad, es que a pesar de no recordar bien su nombre, la imagen del lugar quedó grabada en mi cabeza. En ese tiempo, realizaba una nota para el área de prensa de Televisión Nacional de Chile, por lo que hice todo lo posible, para llegar a los mejores casos de tráfico de animales. Al llegar al espacio donde atendía de forma gratuita a una serie de animales domésticos, me percaté de un par de ellos, que recién habían sido operados. No se trataba de una gran clínica veterinaria, sino, más bien, de un par de containers en el que de forma improvisada, estaba todo lo necesario para atender a algunas mascotas.
Según el médico veterinario, para él no era poco común que le llegaran perros con las orejas y cola cortadas, teñidos con tintura para humanos, cosidos con hilo de ropa y con miles de pulgas y otros parásitos que andaban por su cuerpo. La mayoría de ellos, habían sido comprados a muy bajo precio. Incluso, algunos, por un valor bajo los 10 mil pesos. Los hacían pasar por perros de raza, con el único fin de lucrar con ellos.
Lo peor no sólo se centra en la forma ilegal de venderlos. Por lo demás, todos sabemos que los andan trayendo en cajas cerradas, a una temperatura muy alta y en condiciones deplorables. Los lugares más aptos para este cruel comercio, son las ferias abiertas, es decir, aquellas que no son constantemente reguladas por carabineros o guardias de seguridad. Entre estos lugares, se encuentra Patronato, el Persa Bío-Bío, las afueras de los malls, Estación Central, entre otros.
Ahora, si el problema de la venta ilegal de animales ya es grande, lo peor es la compra de ellos. La culpa es tanto del vendedor, como también del comprador, ya que esto fomenta a que los traficantes de mascotas sigan lucrando con ellos.
Hace bastante tiempo que está en manos del Congreso un proyecto de ley que normalice la tenencia responsable de mascotas. Con lo anterior, se busca el terminar con el tráfico de animales y el abandono de ellos, tras su compra.
Aunque las imágenes son algo fuertes, es bueno estar al tanto de las condiciones en las que se encuentran estos animales. Los dejo con un video que reflejó el impacto de la gente, al descubrir la ilegalidad en una protectora de animales.
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Tráfico y maltrato de perros
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Mascotadictos