Las personas que han sufrido la pérdida de uno de sus animalitos podrán entender lo triste que puede resultar. Mucha gente no lo entiende: amigos, compañeros y hasta familiares, no comprenden como esta tristeza puede afectar tanto en nuestra emocionalidad, pero los lazos creados con un perro, gato, hamster, o cualquier otra mascota, pueden ser incluso más fuertes que los que desarrollamos con ciertas personas.
Es nuestra mascota la que nos escucha, nos acompaña, nos apoya. El sólo hecho de que esté ahí, cuando estamos agobiados o con tristeza, nos hace comprender que nadie más que ellos poseen esa incondicionalidad hacia nosotros.
Yo tenía un perro llamado Lucas, que llegó a mi casa el mismo año que yo nací. Me acompañó hasta que tuve 15 años, cuando su salud comenzó a empeorar gravemente, y un día, simplemente, no despertó más. Recuerdo que pasé dos días enteros encerrada en mi pieza sin querer ver a nadie. No podían entender el dolor que sentía. Se había ido el amigo que me acompañó toda mi infancia, el único que jamás se aburría de jugar y que me acompañaba a donde yo quisiera. Nadie más me recibiría con esa euforia cuando llegara del colegio. Sin duda, una parte importante de mí se había ido.
Así como mi experiencia, estoy seguro que muchos de ustedes también han sufrido la pérdida de alguna mascota y han sentido como yo sentí. De hecho, hace muy poco, la Universidad de Nuevo México de Estados Unidos, realizó un estudio que aseguró que la muerte de una mascota puede tener el mismo efecto emocional en sus dueños, que la muerte de un familiar.
Es por esto, que los especialistas recomiendan a quienes han sufrido la pérdida de su mascota, vivir el duelo de manera tal como lo haríamos si muriera un familiar o amigo. Es decir, no se debe esconder por miedo a que sientan que estamos viviendo una pena que no es correcta o “exagerada”, ya que mientras haya existido el lazo de amor y confianza con nuestro animalito. debe reconocerse la pena y vivirse. Es esta la única manera de afrontarla para lograr su superación.
Conversar con los amigos, buscar apoyo emocional, o simplemente, llorar todo lo que necesitemos, son diversas formas de enfrentar el duelo de nuestra mascota, según psicólogos especialistas en la materia.
Si son nuestros hijos quienes están sufriendo por la muerte de su mascota, es importante explicarles las cosas tal y como son y no engañarlos, entregándoles todo el apoyo necesario y dejándolos vivir su duelo. Más de alguien me dijo, cuando murió mi perro, que no se debía llorar cuando morían los animales. Esto podría provocar un colapso emocional muy fuerte en los niños, que, probablemente, se desencadenará de peor manera años después.
Te invitamos a comentar tu experiencia, que, sin duda, podría ayudar a alguien que está pasando por lo mismo que pasaste y podrías ser de gran ayuda o apoyo.