Mi casa es un espacio de humanos, gatos y un cuy. El cuy, que es un peruano de pelo largo gigante y gordito, nunca se llevó bien con los gatos. Siempre estaba en su jaula y cuando se le sacaba de ella (a menos que fuera a un lugar con pasto, donde comía, o una cama, donde se estiraba y dormía) se escondía en algún lugar. Cuando se encontraba con uno de los gatos, se arrancaba de ellos o si andaba valiente les daba un cabezazo (como un torito). Aunque hace un par de semanas hizo una excepción.
Dos eventos inesperados pasaron juntos: todas las gatas que llegan a la casa se esterilizan siempre (habiendo tantos gatos en la calle, ¿para qué más?) pero la menor se arrancó antes de que se operara. ¿El resultado? A los meses teníamos cuatro gatitos más. Y lo peor: cuando los gatitos tenían unas dos semanas, la gata salió y nunca más regresó. Fue algo muy triste, porque la gata era muy querida y, como si fuera poco, ahora habían cuatro gatitos huérfanos que había que cuidar y alimentar.
Cuando los pequeños huérfanos tenían un mes y comenzaron a querer explorar la casa, se les soltó para que pudieran moverse libremente por algunas habitaciones. Cuando desaparecieron todos entramos en pánico, hasta que encontramos su nuevo nido: ¡estaban adentro de la jaula del cuy! Como los gatitos eran más pequeños que el cuy, se metieron entre las rejillas y se acostaron en su cama. El cuy, que se llama "Chubby", estaba en una esquina mirándolos mientras todos pensábamos: ¡pobre Chubby!
Pero sorpresivamente, a los dos días pasó algo que no podíamos creer tomando en cuenta lo mañoso que es el cuy: los había adoptado. Bueno, en realidad no se sabe si el cuy adoptó a los gatitos o los gatitos lo obligaron a convertirse en su papá cuy, pero ahí estaban, juntos.
Al principio todos estábamos alerta, por si había algún problema entre ellos. Los gatos podrían molestar mucho al cuy o él podría morderlos. Pensamos que el cuy se podría estresar pero al contrario, parece que está más feliz.
Actualmente los gatitos, que están a punto de cumplir dos meses, duermen con el cuy. La jaula es su cama. El cuy los lava como si fueran sus hijos y se acurruca junto a ellos. Los gatitos salen sólo para jugar, comer e ir a la caja de arena. Cuando terminan, vuelven a la jaula con su papá Chubby.
Esto fue positivo para todos en la casa. Los humanos ya no tenemos que estar todo el día pendientes de los gatitos, porque ellos ya encontraron un lugar para estar y a otro ser para "molestar". Los gatitos tienen una cama cómoda con un papá peludo, gordito y calentito. El cuy tiene compañía permanente. La otra gata está libre de los molestos gatitos (que a ella no le gustaban en absoluto).
Si esto no es amor entre especies, ¿qué es?